- El médico ya está aquí.
Escuché la voz de Alfredo mientras salíamos de la casa, me detuve un momento a observar el pasillo, tenía que afrontarlo, tenía que entrar a esa habitación para hacerle frente a todo lo que había pasado, con lentitud caminé en dirección a la pesada puerta de metal, pasé mis dedos por el óxido de la manija y la abrí con cuidado.
El chirrido de la puerta me erizó la piel, fue como si aún estuviese ahí, como si yo misma pudiera verme encerrada en ese lugar, acostada en el pequeño colchón del suelo temblando de frío con esa pequeña manta, mi cabello estaba enredado, mi ropa destrozada, mis piernas desnudas y mis pies con algunos cortes, acariciaba lentamente mi vientre mientras miraba perdida a la nada.
Con cuidado me acerque a esa pobre muchacha, en sus ojos ya no había esperanza, lo único que encontré era resignación, se sentía como una cobarde, tuvo la oportunidad de quitarse la vida pero no pudo, no sería egoísta, no se trata solo de ella, su mano manchada de sangre aún tenía la fuerza de moverse sobre su vientre tratando de darle un poco de calor a su barriguita.
Entonces ella me miró, rápidamente se incorporó y me abrazó, le devolví el abrazo, intenté transmitirle todo mi amor para calmarla, ella supo que todo estaría bien, lloré en silencio mientras acariciaba su frío cuerpo.
- Estás bien cariño, ahora estás bien.
La humedad en mi mano me trajo a la realidad, la sangre ya había mojado la mayor parte de la manga de mi traje, tenía que salir de aquí, miré por última vez el lugar.
- Yo misma me salvé.
Me di la vuelta y salí de la habitación, Max me esperaba fuera, con cuidado me tomó del brazo para darse cuenta que estaba perdiendo sangre.
- Debemos salir de aquí.
Caminamos fuera de la casa y subimos a las camionetas, rápidamente nos pusimos en marcha, con apuro Max ató una venda al rededor de mi brazo para frenar la sangre, un escalofrío comenzó a invadir mi cuerpo, me sentí extrañamente relajada, es extraño que hace unos minutos tenía la adrenalina a tope y ahora lo único que quiero es dormir.
- Mierda, ¡apresúrate!
Las manos de Max tomaron mi rostro y me hicieron mirarlo, tense el entrecejo al verlo tan preocupado.
- ¿Que pasa?
Un ligero temblor azotó mi cuerpo, ¿Por qué hace tanto frío?, Max pasó su mano por mi rostro.
- No te duermas, estamos por llegar, por favor no te duermas.
- ¿Está todo bien?
La voz de Alfredo hizo eco en mi cabeza.
- Esta por desmayarse, perdió mucha sangre, dile a alguien que prepare la habitación de urgencias, lleven al doctor a ahí, van a encontrar la sangre de Jessamine, preparen todo para hacerle transfusiones.
- Entendido.
Miré a Max, estaba mirándome con más preocupación de la necesaria, quería tranquilizarlo, con lentitud llevé mis manos a mi nuca para poder desabrochar el collar.
- Max, cuida los diamantes por mí, no quiero ensuciarlos con sangre.
Le sonreí ligeramente y miré mi brazo, tenía razón estaba perdiendo mucha sangre, con manos temblorosas pude bajar el cierre de mi traje hasta mi cintura, un escalofrío recorrió mi torso cuando el frío dió a mi piel desnuda, fui sacando mi brazo de la manga para ver mejor la herida.
- Creí que solo me había rozado.
Max observó con atención, era más que evidente que la bala estaba dentro de mi piel, respiré profundo presionando con una gasa limpia.
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Fear
RomanceEl miedo es la sensación extraña ante una situación desconocida o peligrosa aunque muchas veces sentimental. Un consejo: Duda siempre. Terminada.