Capitulo 19 *Regresaste*.

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"Donde fuiste tan feliz siempre regresaras aunque confundas dolor con la felicidad "

No sé cuanto tiempo llevaba encerrada en este lugar, todo estaba pasando con demasiada lentitud que me estaba volviendo loca, el frio del pequeño cuarto hacía arder mi piel, la delgada manta sólo servía para cubrirme un poco, lloré bajito mientras acariciaba mi vientre, miré la puerta con esperanza, imaginando que se abriría y Justin me cargaría en sus brazos fuera de este lugar.

Pasaba tal vez horas fantaseando con el momento en que me encontraran, en que volaran este lugar solo para poder ayudarme, otros días soñaba con comer algo delicioso e ir al cine con Zack, lo peor era cuando despertaba y me daba cuenta que estaba atrapada, que no podía salir y que entre más pasaba el tiempo nada mejoraba.

Lo mejor que pude llegar a comer fue un pequeño sándwich de jamón, pareciera que se olvidaban de mí, de vez en cuando me arrojaban un poco de pan por la pequeña ventana de la puerta, me vi obligada a beber agua que salía del grifo del baño, procuraba caminar muy poco y pasar la mayor parte del tiempo recostada sólo para gastar la mínima cantidad de energía.

Me preocupa mucho que esto afectara de una forma agresiva a mi bebé, a pesar del tiempo que estoy segura ya había pasado mi bebé se seguía aferrando a la vida y se mantenía fuerte, en momentos su fortaleza me inspiraba a seguir luchando con uñas y dientes para aguantar a salir de aquí.

Un par de veces paso por mi mente el suicidio, aunque me hubiera convencido de eso ¿cómo lo haría?, tal vez amarraría la manta a los barrotes de la pequeña ventana y soltaría mi peso para de esa forma morir asfixiada, pero mi pequeño vientre notándose un poco más me recordaba que no podía rendirme tan fácilmente, que tenía que ser paciente, que saldría de aquí.

Mis fuerzas para luchar contra aquel hombre cada vez eran menos, él parecía complacido con eso, fue como si gozara saber que yo estaba sufriendo y que él saldría victorioso después de todo, me hacía sentir miserable, usada y desechada, me lastimaba y humillaba, me pisoteaba como una basura.

Una vez estaba recostada envuelta en la pequeña frazada, escuche pasos cerca de la puerta, el miedo invadió rápidamente mi sistema, me hice pequeña en mi lugar y esperé a que entraran a sacarme a rastras como siempre lo hacían, pero pasaron tal vez minutos y nadie entró, unos murmullos llamaron mi atención, eran murmullos de mujer, mi mundo se detuvo al escuchar esa voz, no podía creerlo.

. . .

- Mamá. - Una voz lejana me hizo despertar lentamente, apreté los ojos preparándome para por fin abrirlos. - Mami. - Una pequeña manita fue colocada en mi mejilla, sonreí al ver a Tomas mirarme con curiosidad, sus carcajadas se escucharon por toda la habitación cuando comencé a hacerle cosquillas por sorpresa.

Después de una mañana llena de risitas comenzamos nuestro día, fuimos a tomara el desayuno para después separarnos, me aseguré de que dos nanas se hicieran cargo de su cuidado mientras yo trabajaba con Max, al principio fue difícil dejarlo sólo con esas mujeres, me preocupaba que no lo trataran bien o que le maltrataran de alguna u otra forma, pero después de que Max supervisara su trabajo por tal vez un par de meses pude confiar en ellas, después de todo están totalmente capacitadas para cualquier situación, matarán si es necesario.

Paso más de dos horas diarias en el gimnasio, afortunadamente mi tiro con arma es excelente, me reconforta el aprender a defenderme por mi misma, me hace sentir más segura y confiada, en este tiempo por fin he entendido que hay muchas personas a mi alrededor que están dispuestas a dar la vida por mí, no significa que mi vida sea fácil ahora, en cuestión de tres años todo ha cambiado de una forma más densa, entiendo perfectamente la responsabilidad que cargo y no es fácil lidiar con ella.

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