Sus ojos observan los míos, haciendo que pensar bien sea más difícil. Su agarre sobre mi cintura se hace más fuerte, llenando de mariposas todo mi estómago... Me sonrojo cuando siento como su cuerpo reacciona a mi cercanía, puedo sentir su aliento sobre mí, los dos hemos tomado de más, pero él parece estar más ebrio que yo.
—Dime algo —susurra sobre mis labios.
Sin poder contenerlo, comienzo a reír, no es una sonrisa, es una risa estúpida y fuerte.
Siento como sus manos me liberan poco a poco, arruga la frente, junta sus cejas, de la chispa en sus ojos no queda nada, parece enojado y yo sigo sin poder parar de reír.
—¿Te burlas de mí? —pregunta irritado.
Tomo aire e intento recuperar la compostura, niego y él me suelta por completo.
Tranquila Paulina, repite mi mente, pero no consigo del todo calmarme.
—Alexis, cuando estoy nerviosa no puedo parar de reír — confieso sosteniendo mi estómago.
Me ve y da un paso hacia atrás, apoyo mis manos en las rodillas, intento calmarme antes de ver sus ojos una vez más, tomo aire y de nuevo lo saco lentamente, antes de reincorporarme.
—No puedo —digo acomodando mi cabello.
Me ve y su expresión se vuelve más dura.
—¿Por qué no? —Sus ojos me escrutan y comienza a darme calor, esos ojos azules me ponen así.
—Porque no está bien, Alexis, no está bien.
Intento irme, pero su mano me detiene.
—Es por el tipo que parece Ken, ¿cierto? El que te llamó "nena".
Su tono es íntimo pero exigente a la vez. Relamo mis labios involuntariamente al ver su boca, niego y me sujeta con más fuerza.
—Matt no tiene nada que ver en esto —respondo alterada por su cercanía.
—Claro que es por eso.
—¿Siempre haces las cosas así?, ¿te besas un par de veces con alguien y después a tu dormitorio?
—Me gustas, te gusto..., vamos a un lugar más tranquilo, tomamos algo y...
—Nos acostamos —lo interrumpo.
—¿Qué tiene de malo? —pregunta con una sonrisa en los labios.
—No puedo mezclar trabajo con otro tipo de cosas, ponte a pensar, esto solo nos traería problemas... —Doy otra paso hacia atrás, el sujeta mi cintura.
—Me gustan los problemas —susurra cerca de mi rostro.
Mis labios tiemblan, mi cuerpo reacciona a su voz, se acerca, está solo a milímetros de mis labios, abro mi boca y él solo roza sus labios con los míos.
—Creo que el alcohol está hablando por ti hoy. —Pongo una mano sobre su pecho y lo alejo de mi.
—Paulina, espérame —ordena.
Lo ignoro y camino más rápido.
Siento que todo el alcohol se me fue de la sangre, contemplé la posibilidad de irme con el ladrón al cual investigo... Todo se me fue de las manos, cada segundo que pasa me convenzo más que esto es un error.
Camino hacia el interior de ese club, estoy mareada, y no es por el alcohol, los nervios me consumen, las dudas no me dejan en paz y la culpa ya empieza a molestar.
Busco con la mirada a todos, me sobresalto cuando siento su fuerte pecho tras de mí, pasa una mano por mi cintura y percibo sus labios en mi cuello.
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Sin Límites
RomanceUna periodista audaz y sedienta de adrenalina, se enamora de un hábil y brillante delincuente, mientras se infiltra en una banda de ladrones para realizar un reportaje que puede catapultar su carrera. Tendrá que decidir entre el éxito laboral o la l...
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