Sin Límites

6. Demasiadas Preguntas.

Sus labios carnosos atrapando los míos, es en lo único que puedo pensar, suspiro volviendo a fijar mi vista en la pantalla de mi laptop.

No he podido escribir nada, mis manos están sobre el teclado, pero mi mente está lejos de aquí. Jadeo molesta y tiro un cojín para soltar la frustración que tengo, debería estar escribiendo mi tercer post, pero no puedo, ayer lo intenté, apenas llegue al departamento, tomé una ducha, bebí un café, mi ritual para escribir estaba hecho, pero simplemente no podía pensar en más nada.

¡En más nada que fuera ese beso!, en medio de los nervios y ante la mirada de ese oficial, recibí un beso para el cual no estaba preparada, jamás me había visto tan torpe como esa noche. El pobre Alex, seguro pensó que jamás en la vida había besado a alguien. El primer roce de nuestros labios, llenó de sensaciones mi piel entera, cierro los ojos y aún siento sus labios capturando los míos, su aliento mentolado, sus manos sobre mis mejillas.

¿Cómo diablos no pude devolverle el beso de la misma forma? Paso una mano por mi cara para despejarme, ya no hay nada que pueda hacer, ya me besó y ya quedé como tonta ante él. Me convenzo de que él no le dio importancia al asunto, cuando al fin nos fuimos de ese lugar, hablaba de todo lo que seguramente se había logrado en una sola noche.

No parecía estar incómodo y actuó de forma normal, hasta que llegó la hora de irme, me despedí de todos los que ya estaban en la tienda, todos respondieron menos él, que revisaba lo que habían robado el resto de chicos.

No podía seguirle dando vueltas al asunto, yo llegué a ese sitio para hacer un trabajo investigativo, no para besar al jefe guapo y sexy de la banda de ladrones.

—¿Aún sigues escribiendo? ¿No dormiste acaso? —pregunta Emma saliendo de su habitación.

Finjo no escucharla y ella se sienta a mi lado.

—Lo siento Nena, te he pedido disculpas muchas veces. No lo vuelvo hacer.

—No estoy enojada porque te emborracharas, ni siquiera me importó tanto lo que le dijiste a Alex, me molesta el hecho de que tomes así por un tipo, hombres abundan.

—No me regañes... Mejor responde, ¿no has dormido?

—Claro que sí, me desperté temprano pero no he podido avanzar.

—Déjame ver que tienes aquí. —Me quita la laptop y frunce el ceño viéndome—. ¿Nada? Pau, ayer estuviste escribiendo hasta tarde.

—Borré todo, me estaba saliendo mal.

—¿Que te pasó? ¿Al fin te diste cuenta que esto es demasiado loco?

—¿Si te cuento algo, prometes no escandalizarte?

—Lo prometo —responde, no muy convencida.

Tomo aire y ella me ve, alza una ceja, me pone nerviosa.

—Te gusta Alex, ¿cierto?

—¡No!, bueno si, pensándolo bien no, digo es guapo, tú lo viste.

—Sexy —dice con una sonrisa en los labios.

—Si lo es, pero solo eso me gusta de él, es un ladrón Emma y no sé qué tipo de cosas más oscura hayan tras él.

—Está bien, no te gusta, haré que te creo... Dime que tienes.

—Ayer me besó.

—¿Qué? —Su grito lo siento en mi tímpano, cubro mi rostro con ambos manos, ella las aparta y me obliga a verla.

—Huíamos de un problema, por eso fue el beso, para salir de un aprieto pero...

—¿Te gustó? —me interrumpió.