Sin Límites

3. Duró poco

Tomo aire una y otra vez mientras me veo en el espejo de mi auto. Siento un hormigueo extraño en la lengua y una sensación de vacío en el estómago, casi insoportable. No, no puedo estar tan nerviosa, pero maldita sea, sí lo estoy.

Es que sí he hecho cosas locas, pero ninguna como esta, robar ya son acciones mayores, si me atrapan, estaré en problemas, si me descubren los de la banda, será otro lío. Nada tiene por qué salirme mal, soy una mujer hábil, lista, esto será pan comido, intento mentalizarme.

Dirijo la vista hacia el asiento del copiloto, tomo mi bolso y busco con paciencia las billeteras viejas que me dio Emma, tengo un plan, uno que no puede fallar.

Meto en las tres billeteras un poco de dinero y las guardo dentro de mi bolso, si me toca robar, tendré que entregar sin necesidad de cometer ningún crimen. Sí, soy un genio.

Tomo mis lentes, mi bolso y salgo del auto. Veo mis zapatos mientras camino, me siento segura con lo que escogí para usar esta mañana, no tengo que llamar la atención, vestir de manera casual es lo mejor. Dudo de inmediato al ver a Amber, ¿quién diablos está vestida y peinada a estas horas de la mañana?

Sigo mi camino intentando proyectar seguridad, Amber está apoyada en un auto rodeada de varios sujetos. Me ve de lejos y mueve la mano para que me acerque. Sus piernas largas tienen a todos embobados, su cabello está recogido en un perfecto moño, sonríe cuando estoy frente a ella y me abraza repentinamente.

—Sabía que no me ibas a quedar mal —dice contenta, sujeta mis hombros y me aparta un poco para verme, incómoda sonrío y ella niega—. Tienes tanto potencial para ser un señuelo, no permitiré que Alex te deje en otro sitio.

No entiendo lo que dice pero sonrío, tengo que estar atenta a todo y eso hago. Miro a todos los sujetos que están afuera de la supuesta tienda de artículos de oficina, parecen tipos comunes con los que te topas en la calle y parece que vienen y van del trabajo y la escuela.

—¿Esperamos a alguien? —Me animo a preguntarle a un sujeto que está a mi lado.

—Alex falta aquí —responde sin dejar de ver su teléfono.

Amber tira de mi mano y llama al resto para que nos sigan. Entro de su mano a la tienda, la chica tras el mostrador mueve la cabeza saludándome y repito el gesto.

Una pizarra está en medio del pasillo, me siento en una silla libre y Amber se pone frente a la pizarra. Como si fuera una jugada de fútbol, está detallado lo que parece ser los movimientos de la banda, todos están distraídos. Con disimulo saco mi teléfono del bolso, finjo escribir un mensaje y tomo tres fotos. Mis manos sudan, me arriesgo demasiado, pero es algo que necesito.

—Siento la tardanza —dice esa voz que me eriza una vez más.

Jeans, camiseta celeste y una chaqueta café, es un diez definitivamente, Alex es un diez.

No dejo de verlo y él lo percibe, me ve y no sonríe. Amber se acerca y dice algo a su oído, él asiente y de nuevo su mirada fuerte está sobre mí.

Esos ojos azules me acaloran, es guapo, debo admitirlo, pero el aire de peligrosidad que destila es lo que lo hace más interesante.

—¡Hey, chicos! —Aplaude llamando la atención de todos, un silencio se hace de inmediato—. Los necesito atentos a esto. —Todos le prestan atención y yo soy la primera en hacerlo—. Iremos en tres camionetas. Levanten las manos los que van a conducir. —Miro hacia todos lados y veo a tres tipos levantar las manos—. Tendremos tres salidas de emergencias en motocicletas —sigue explicando—. Solo se usarán si es estrictamente necesario, ustedes saben eso... Se van a dispersar en toda la zona, habrá mucha gente. Será fácil si lo hacemos bien, sepan escoger bien a los objetivos y a las once en punto nos vemos aquí. Recuerden, por nada del mundo se dejen atrapar y si pasa...