Sin Límites

9. Buena alumna

—Paulina, ¿trajiste protector solar? —grita desde el baño.

El celular se me resbala de las manos, me alejo de su cama y simulo peinarme. Camina hacia mí y me ve fijamente por el espejo.

—Está en mi maleta —digo señalando esta.

No deja de verme, hasta al punto de hacerme sentir incómoda.

—Pareces nerviosa.

—No, el calor me tiene alterada —respondo.

Su teléfono suena una vez más, lo toma, me ve y camina de nuevo al baño. Me termino de arreglar a prisa, por lo que puedo oír tenemos que apresurarnos.

—Debemos irnos. —Corriendo sale del baño, frunce el ceño al verme lista pero no pregunta nada.

Salimos a paso rápido del cuarto, busca algo en su bolso sin dejar de caminar, saca unas llaves y me las lanza,

—El auto rojo —dice señalándome el vehículo.

—Muéstrame qué tan rápido conduces, tenemos diez minutos.

Mientras acercó el asiento al volante, ella me da la dirección del sitio donde vamos, un hotel. Acelero lo más que puedo y se agarra mejor del asiento, la veo y sonrío mientras me pongo los lentes.

—¡Cuidado! ¡Más despacio! ¡Hey!

No deja de gritar en todo el camino, me estaciono sin problema alguno y la veo, está pálida y respira rápido.

—Conduces horrible —se queja bajando del auto.

—Lo sé —respondo sonriendo.

—Paulina, estaciónate delante de esa camioneta negra, no apagues el auto, por favor, y espera por Alex o Renato, cuando alguno de los dos suba, tu arrancas.

—¿Y tú?

—Lo importante es llevárselos a ellos, yo me puedo ir en el auto con los otros chicos —responde.

Asiento y hago lo que pide, por el retrovisor veo como se aleja, me estoy perdiendo lo emocionante de este trabajo, no tengo idea de que trata, pero seguro es algo muy peligroso.

Ansiosa mantengo la vista fija en el espejo, juego con mis dedos mientras espero. Me siento erguida sobre el asiento al ver a Amber acercarse a prisa, llevo mis manos hacia la palanca de velocidades, lista para poner en marcha el auto.

—Vamos, vamos —ordena Amber cuando sube.

Acelero y ella suspira, se lleva las manos al rostro. Parece que algo salió mal, maldice en ingles, en español, y en una mezcla de idiomas que no entiendo. Vamos al hotel donde está Alex, que está a metros del nuestro, me preocupa verla así. ¿Que habrá pasado?

—Apúrate —ordena cuando bajo del auto.

Tira de mi mano y caminamos a prisa hasta la recepción, le dan unas llaves y corriendo subimos las escaleras.

—¿Dónde está Alex y los otros? —pregunto.

—Espero que estén en camino y con esa memoria en las manos.

Abre la puerta, ella se deja caer sobre la cama y yo me siento en una pequeña silla. Mira su reloj, me pone nerviosa a mí también, transcurren unos diez minutos, hasta que la puerta se abre.

Renato y William, dos chicos que tienen meses en el "equipo" entran, cabizbajos, algo salió mal. Amber se sienta sobre la cama rápidamente.

—¿La tienen? —pregunta llena de ansias.