7

3.6K 464 87
                                    


Empuje la gran puerta de vidrio hacia dentro del local, provocando que el sonido de una campana anunciara mí llegada dentro del establecimiento a todo aquel que se encontrara allí. Todo el lugar tenía el olor característico del chocolate, era la especialidad después de todo.

Me recibieron sillas altas y mesas enfiladas y pegadas a una de las paredes, el piso de madera crujió bajo mis pies y la chica rubia tras el mostrador repleto de tantos productos a base de chocolate - que iban desde simples barras hasta pasteles y postres elaborados -, me sonrió amablemente.

Busque a JiMin con la mirada, deteniéndome en observar cuidadosamente a los pocos clientes que había. Ni rastro alguno de él. ¿Esta era la dirección correcta? Mire el mensaje que me había mandado anoche luego de terminar con la llamada. Era la dirección, pero no lo veía por ninguna parte.

— ¿Necesita que le ayude en algo?—. Pregunto la bonita chica rubia.

— ¿No habrá visto de casualidad a un chico pelirrojo?

— Oh, ¿Te refieres a JiMin?—. Asentí rápidamente—. Él siempre se queda en la terraza, seguramente este allí.

— Gracias—. Conteste dispuesto a ir, pero no vi ninguna puerta además de la de entrada— Disculpa ¿Dónde está la terraza?

— Te acompañare, no es muy fácil distinguir la entrada, por eso es un poco más privada, nuestros clientes frecuentes luego de un tiempo la descubren y no regresan más al frente.

Seguí a la chica que andaba lentamente, casi rosando el suelo de madera oscura. Pasamos las mesas y tras una maceta que contenía un ficus benjamina, se encontraba una pequeña puerta llena del papel tapiz beige que cubría todo el lugar. Ella abrió la pequeña puerta y pude ver el estrecho pero bien organizado patio trasero; tres mesas altas como las del interior junto a un sillón largo y marrón eran lo que adornaba tan bien ese patio.

JiMin estaba en el sillón, tirado sobre su espalda y con su celular en la mano, sobre su cabeza. Sus cabellos resaltaban entre el negro y café de los muebles, al igual que de su playera blanca y sus pantalones de mezclilla rasgados sobre las rodillas.

La chica se fue y me ofreció un pequeño menú impreso en papel amarillento, de aspecto descuidado y viejo, como si hubiera sido rescatado de las llamas de un fuego intenso. Era sin dudas un bonito diseño.

Le di un rápido vistazo a todos los preparados de chocolate y dirigí mis pasos hacia el sillón. Deje el papel sobre la mesa frente a mi e hice a un lado los pies de JiMin dándome espacio para sentarme.

Él no me miro. Suspire profundamente y espere a que tuviera ganas de hablarme.

Tome de nuevo el menú y salte la parte de las barras, mi vista se posó de inmediato a todos los diversos postres pecaminosos que se podían leer, algunos acompañados de una fotografía. Eso era cruel, como podría decidirme entre tantas cosas que se veían tan apetecibles.

Postres horneados, fríos, bebidas; chocolate blanco, regular, negro, con frutos. Tanto y tan delicioso que se veía todo.

— El mousse de chocolate blanco y negro es delicioso—. Dijo JiMin sin despegar su vista del teléfono—. Realmente lo mejor de todo el menú. Créeme, lo he probado casi todo.

— ¿Tú qué quieres?

— Estoy en la M—. Subió y bajo sus hombros en gesto despreocupado—. ¿Cuál es el quinto nombre de esa sección?

— Mil hojas de chocolate—. Leí en el menú.

— Eso es lo que quiero. En la mesa de la izquierda hay una tableta electrónica. Lisa la deja ahí para que los que conocemos este espacio podamos pedir algo sin tener que salir. Tiene abierto el registro de pedidos, solo escoge lo que desees y listo, ella lo traerá.

Exclusivo  -  [2Seok]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora