— ¿Qué le hiciste?
— ¿A quién?—. La expresión de diversión en su rostro no disminuyo ni un poco. Estaba realmente jodiéndome.
— No te hagas el maldito inocente, Min. Sabes de lo que estoy hablándote.
— Te juro que no tengo ni idea.
— ¡¿Qué le hiciste, Min?!—. YoonGi se dio la media vuelta, metió sus manos a los bolsillos de su pantalón, dejando que sus pulgares permanecieran por encima de la tela—. ¡Respóndeme!
— No tengo por qué hacerlo.
Abrí la boca con la intención de soltarle una maldición, pero esta se atoro en mi garganta junto al sentimiento de impotencia y desasosiego que logre acumular en menos de quince minutos. Apreté los puños cuando le vi empezar a caminar hacia la cocina. Sin poder aguantar más la situación y con la esperanza de encontrarlo aun en su casa, sin rasguño aparente, volví a ir a la puerta.
— Si fuera tú, yo no saldría—. Me quede inmóvil por un par de segundos. Ignore la amenaza de YoonGi y corrí fuera de la casa.
A ese ritmo prácticamente no me costó nada de tiempo llegar hasta la mitad del camino que conectaba el final del patio y el portón de la propiedad. A esta distancia pude ver el puesto de vigilancia, pero algo no estaba como siempre. Deje de correr y recuperando el aliento camine un par de pasos hasta enfocar el error en el cuadro.
Sentí las arcadas comenzar a escalar en mi garganta, como pude, reprimí el vómito y me deje caer al suelo. Mis palmas dieron contra las piedrillas del suelo provocándome un ligero dolor, mis rodillas eran incapaces de sostener todo mi cuerpo aun en esa posición.
Temblando y con el estómago revuelto escuche un par de pasos acercarse lentamente a donde me encontraba.
— Te dije que no salieras—. La voz de YoonGi me helo la sangre—. Pero al parecer, recientemente te ha dado por ignorar mis palabras.
No pude voltearlo a ver, pero mis ojos se encontraron de nuevo con una escena digna de Tarantino. El hombre en el suelo, sin vida, se encontraba en una posición incómoda, incluso casi imposible de tener si no se tenía extrema flexibilidad en el cuerpo, pensé por un momento que ni siquiera era posible lograrla con el cuerpo humano.
La sangre seguía fluyendo de una parte incierta del cuerpo blanco y corpulento, se esparcía por gran parte del suelo y la pared estaba manchada con el mismo tejido sanguíneo.
Sintiendo otra vez las náuseas, aparté la vista rápidamente. Había visto cosas como esa antes, pero, esta era en especial ridículamente impactante, incluso para mí.
— Sucede que yo me entero de todo HoSeokie—. Volvió a hablarme con calma—. Y también me puedo dar cuenta cuando uno de mis hombres ha vendido su lealtad. Reza porque a tu novio no le haga lo mismo.
Le mire finalmente, oculte mi miedo de perder a SeokJin y le dedique un gesto de enojo—. ¿Así que no sabías nada?
— ¿Y me creíste?
— Ni un poco—. Le conteste con firmeza—. ¿Qué es lo que quieres?
YoonGi rio por lo bajo y camino en dirección a la casa. Poco dispuesto a seguirlo, pero sin querer acercarme más al cuerpo del guardia, moví mis pies detrás de YoonGi. Era la mejor opción después de todo, él ya me había dejado claro que SeokJin estaba en su poder y que podría hacerle lo que quisiera. Tenía que lograr que eso no ocurriera.
Finalmente, ambos sentados frente a frente en la mesa de vidrio del comedor, comenzamos a atar los cabos sueltos que teníamos.
— ¿Dónde lo tienes?—. Pregunte ansioso.
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Exclusivo - [2Seok]
FanfictionHoSeok el lindo y dedicado novio de un jefe mafioso comienza a cansarse de las aventuras del dueño de su vida y libertad. Alejándose del limpio y reluciente altar de trofeos de su pareja, decide ir contracorriente y vengarse un poco. El conocer a...