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De repente nada en mi vida duraba lo suficiente, seguía queriendo tener más de aquellos momentos que se limitaban a simples encuentros cada tres días, donde poco más que dedicarnos a hablar y simples caricias eran la rutina.

Había tenido muy poco de mi relación con YoonGi, había sido fugaz, agridulce; pero sin arrepentimientos. El nunca saber que pasaría al día siguiente hacia las cosas interesantes, me había encantado jugar con fuego y tocar con las puntas de mis dedos el peligro. Aquella descarga de adrenalina que solo me esperaba a su lado.

Todo se había destruido en menos de un parpadeo, mi futuro se resquebrajo frente a mi sin que pudiera hacer nada para evitarlo. Los fragmentos de una relación de mentira, de un solo lado, posesiva, se extendían a mi alrededor, como cuchillas filosas que si intentaba tomarlas para reunirlas de nuevo, terminarían provocándome cortes que tal vez no podría curar.

Me sentía atrapado y sin posibilidad de escape.

No quería volver a sentir más el poco aprecio a mi persona, aquel deseo egoísta y obsesivo que me ataba de pies y manos a un furo incierto, al hombre que tanto había amado.

Quería un nuevo inicio; y sabia como obtenerlo, pero me aterraban las dificultades que traerían con ello mi nuevo intento de libertad.

A estas alturas solo quería más de SeokJin, de sus besos, de su toque, escuchar su voz a cada minuto del día, sentir su calor corporal mientras dormimos, su aroma al despertar, su risa única acompañando a mi risa escandalosa. Lo quería todo.

Pero tenía que seguir aparentando, para cuidarlo, para evitar exponerlo al peligro en el que seguramente se encontraría si YoonGi supiera más de la cuenta.

Pensando en ello deje mi teléfono sobre mi cama, bloqueándolo y poniendo la pantalla en la que se encontraba el número de SeokJin, en negro.

Baje las escaleras hasta uno de los sillones del recibidor, tomando de la mesita frente a mí, el libro que había comenzado a leer la tarde de ayer.

El titulo me había parecido sumamente interesante al igual que la sinopsis del reverso del encuadernado. Pero el contenido me había decepcionado un poco, aun así seguí con la lectura, esperando que la historia tomara un camino diferente y lograra envolverme.

— ¿Han desaparecido finalmente tus bonitas marcas?—. Mi rubio novio me salvo de la aburrida lectura, pero solo para recordarme que aun después de una semana, las marcas de la sugilacion que me había hecho SeokJin cuando estaba enojado aquella noche, a saber Dios porque, no se habían desvanecido por completo. Y claro que YoonGi las había visto.

— Lo hicieron, el bicho que me las hizo debió ser realmente agresivo—. Respondí retomando la excusa pobre y carente de credulidad que le conté el día que las vio.

— Seguro—. Obviamente no se lo trago para nada—. Pídele a Jiwoo que sacuda más seguido tu habitación para que cuando vayas, no te expongas a esa clase de bichos.

— Se lo pediré, avísame cuando tengas ganas de irte de nuevo.

— Sobre eso HoSeokie— YoonGi tomo el libro grueso de entré mis manos y lo coloco de nueva cuenta en la mesa del centro.

– ¡Hey!—. Le reclame—. ¡Haz perdido mi página!

— El libro es aburrido, no te dolerá—. Lo mire con cierta molestia, aun si era aburrido, era una buena manera de matar el tiempo y me hacía desconectar por un momento. Al menos así no pensaba tanto en SeokJin.

— Ese no es el punto. Yo quiero leerlo.

Abalance mi cuerpo contra el suyo en un intento de tomar de nuevo el libro sobre la mesa, pero YoonGi lo alejo más, lanzándolo hacia adelante con una de sus manos. El libro casi cae de la superficie de cristal y madera. YoonGi me sujeto de la cintura y evito que llegara a tocar el libro o la mesa siquiera.

Exclusivo  -  [2Seok]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora