Capitulo trece: Hacia La Nada Misma.

14 3 9
                                    

La vida es insignificante, un montón de basura increíblemente asquerosa. La vida solo quiere verte caer.
Y conmigo sí que lo ha hecho.

—Ponte ahora mismo a levantar tus putas mierdas si no quieres que me deshaga de tu estúpida e insignificante presencia en este cuartel. —Le enfrenté, ésta vez yo, acercándome a él, con toda la tranquilidad del mundo.

—Y-yo...

—Deja de tartamudear, maldita perra ¿Tienes una idea de lo rápido que podría deshacerme de ti? Podría, fácilmente, deshacerme de esas malditas brujas que nos mantienen en cautiverio. Pero, ¿sabes qué? Prefiero vivir aquí, bajo sus órdenes, matando gente, inocente o no, que vivir allá afuera, teniendo que adaptarme a lo que la sociedad y sus habitantes predican. Así que, ponte ya mismo a limpiar este cuarto, que es un puto chiquero. —Finalicé, tirando, con asco, una prenda al suelo.

—E-Enseguida, mi capitán.

Salí de ese cuarto para interceptar a Hillary.

—Con permiso.

—No, oye, espera..

—¿Qué quieres?

—¿Por qué me hablaste así frente a los soldados? ¿Por qué dijiste que mi palabra es insignificante?

—Porque es exactamente lo que pienso.

—P-pero, ¡Mark!, yo sólo intentaba defenderte...

—No necesito que nadie lo haga. Respeto la palabra de la jefa, solo por su posición, pero tampoco necesitaba que ella hablara por mí. Yo me hago respetar por mis propios medios.

—P-pero, Mark... Creí que lo nuestro...

—Hillary. —Paré en seco, enfrentándola desde mi altura, haciéndola ver diminuta a mi lado. —Fue puto sexo. ¿Qué te está pasando? Los sentimientos no son permitidos en este recinto. Yo ya perdí esa capacidad, nena. ¿"Lo nuestro"? No existe tal cosa, Hillary. Tú te metiste en mi cuarto, te subiste encima de mí y me besaste. Lo único que hice fue descargar mi frustración y asco en ti. ¿Qué creíste? ¿Que un beso iba a enamorarme? Han pasado muchos años desde mi último enamoramiento. Y no quisiera saber nada más respecto a esa mierda.

—Mark...

—Con permiso. —Dije, pasando de ella.

Capitán Mark. —Se oyó por el altavoz la voz de la jefa. —A mi oficina, ahora mismo.

—Oh, genial. Llega a ser por tu causa, Hillary, y vete despidiendo de tu vida.

—¡Y-yo no dije nada!

—Más te vale.

(...)

—Bienvenido, Mark, siéntate. Creo que ha llegado la hora...

—La hora, ¿de qué?

—De darte una de las misiones más importantes de tu vida. Luego de tres años aquí y con tus veinte años bien plantados, creo que ya es hora de darte la primera parte de tu venganza.

—La escucho.

—Debes matar al Gran Alpha Minato.

—Ya veo. —Dije, con una pequeña sonrisa de satisfacción.

—Hoy estará en el campo de entrenamiento que bien ya conoces, ¿verdad?

—Por supuesto.

—Allí deberás matarlo. Ya todos te conocen por ser el "Bravucón de la Manada del Viento", es hora que pases a ser más que un simple bravucón.

Un Lugar Llamado Demon's Wood: El Martirio de MarkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora