CAPITULO XVIII

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Abriendo el corazón

El rostro del rubio se mostraba confundido, con ganas de preguntarle a qué se refería e incluso de empezar a reír por lo que ella dijo. Sin embargo, guardo silencio y bajo la mirada al mismo tiempo que unió sus manos en el regazo.

—¿No me crees? —cuestionó la Hyuga al notar las acciones de Naruto.

—No, sólo que... —alzo el rostro y se paso las manos por el cabello para despeinarlo—. Creí que... Cómo decirlo...

Jugaba con las manos y miraba a todos lados, excepto a los ojos de Hinata pues, de un momento a otro, se notaba nervioso por lo que decía o, mejor dicho, trataba de decir.

—Tú y Kiba... —murmuró sin terminar la frase, ya que Hinata se había echado a reír.

Su risa era sincera y a la vez burlesca, como si las acciones y palabras del ojiazul hayan sido las más graciosas del mundo, pero Naruto no lo tomo a mal, en vez de eso, se alegro de que la azabache por fin le mostrará una sonrisa o risa sincera. Y que ya no llorase.

—¿Dije algo gracioso? —preguntó con una sonrisa de lado fingiendo así que no le divertía.

—Es sólo que —paso su brazo limpiándose las gotitas que salieron a causa de sus carcajadas por debajo de los ojos—, no puedo creer que pensaras que Kiba-kun y yo terminamos. ¿Tan poca esperanza nos tienes?

No es que lo pensará, eso no, sólo tuvo una pequeña esperanza de que así fuera y él, como buen amigo, aprovecharía el momento de reconfortarla y, posiblemente, proponerle que fuera su novia. Pero no es que estuviera cien por ciento seguro de que así fuese.

—Al verte llorando, fue lo primero que pensé —clamo quitándole importancia—. Ya sabes que me preocupas, y mucho.

Las mejillas de Hinata se enrojecieron, no por tristeza, sino por que la habían tomado por sorpresa aquellas palabras. También, su pulso cardíaco incremento, haciendo que recordará aquellos momentos en los que estaba perdidamente enamorada de él. Como si otra vez lo estuviera. O como si nunca lo hubiera dejado de amar.

Esa idea la alegraba, pero a la vez la asustaba, pues al aceptar formar pareja con Kiba se había dado a la tarea de olvidarlo. Diría que lo ha hecho bien hasta el momento, sólo que ahora lo esta dudando; ya que con una sola frase, a logrado alterarla y hacerla sentir en las estrellas. Aunque fuese aún de día.

—Hinata yo te extrañaba...

Quedo perpleja, no pudo emitir palabra alguna, ni siquiera una de duda. Sólo podía observar la seriedad en el rostro de Naruto y escuchar la nostalgia con la que emitía sus palabras.

—...Extrañaba tu voz, tu sonrisa —se rió de si mismo y tapó sus ojos con la mano izquierda—. Sobre todo, tu presencia. De cierta forma estoy celoso de Kiba, aunque creó que no debería decirlo ya que yo también tengo pareja. Aún así —se volvió con Hinata e intercambiaron miradas—, me alegra que pueda estar aquí contigo. Aunque sea, como amigos.

Por la mente de la ojiperla paso aquella escena que sucedió en el restaurante de fideos. Él y ella besándose. Recordó esa sensación de los labios de Naruto sobre los suyos, esa calidez y dulzura. Sintió la necesidad de volverlo a hacer, de acercarsele y robarle un beso. Incluso si el no correspondiera, quisiera intentarlo.

Hinata mordió sus labios, y apartó la mirada de los profundos ojos azules de Naruto, con el fin de desaparecer todo deseó que su cuerpo le estaba exigiendo. 

—Yo también te... —su voz se quebró—. Yo... Yo...

Quiso hablar, decirle en la cara que ella también lo extrañaba, que extrañaba sus noches en vela hablando cada quien desde sus ventanas; compartiendo canciones e intercambiando sonrisas. Contar historias absurdas o simplemente, tan sólo, estar uno al lado del otro. Así sin más. Pero no pudo, no pudo. Y como una cobarde salió corriendo dejando un rastro de lágrimas por donde pasaba. Era estúpido ya que, por más que quisiera olvidarlo, no había dejado de amarlo.

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