Capítulo 1

1.8K 86 7
                                    

"De lo malo, toma lo bueno", es lo que se repetía Dulce una y otra vez tratando de convencerse de que ese viaje no podía ir peor, acababa de aterrizar en Pisa por una tormenta de nieve, se suponía que debía estar en Roma para Navidad y ahora solo quedaba esperar a que la tormenta pasara pronto o tendría que viajar en tren y eso era lo último que le apetecía en ese momento, dicen que todo pasa por algo así que no le quedaba más que esperar que al final las cosas se arreglaran o su madre la mataría si no llegaba a la mentada fiesta.

Narra Dulce

Caminé de prisa a uno de los bares del aeropuerto, necesitaba una copa urgente o me congelaría esperando.

Me acerqué directo a la barra.

—Un whisky doble.

Insistí al barman sin éxito,el lugar estaba abarrotado sin duda no era la única esperando a que la est*pida tormenta pasara, de pronto se alzó una voz grave tras de mí.

—Un whisky doble para la señorita, yo invito.

Giré lentamente para toparme con un hombre alto que acababa de sentarse a mi lado en la barra, tenía unos ojos hermosos color caramelo, cabello castaño, y unos labios tan ¿besables?, ¡No! Espera un momento qué est*pideces estoy pensando.

—Gracias, pero puedo pagar mi copa.

—Vaya, parece que alguien anda de buenas.

—¿Disculpa?

—Bueno, solo digo lo que veo —dijo con una sonrisa burlona.

¡Dios, es tan guapo! Terminé por devolverle la sonrisa.

—Me rindo, de acuerdo mi humor no es el mejor en este momento, se supone que tendría que estar Roma para Navidad.

—Créeme, no eres la única que debería estar en otro sitio en este momento, yo llevo esperando más de tres horas a que reanuden los vuelos.

—Tienes razón, ¿Y tu dónde se supone que debías estar ahora?

—Suecia.

—¿enserio, vives ahí?

—No, en realidad mi madre es de Suecia y la familia siempre se reúne allí en Navidad. Pero parece que este año pasaré Navidad en este aeropuerto.

No pude evitar mirarlo a los ojos mientras llevaba la copa a mis labios.

—Bien, así que solo queda esperar —dije soltando un largo suspiro.

—Christopher, un gusto, pero puedes decirme Chris. —dijo extendiendo su mano esbozando una sexy sonrisa, ¿sexy? ¡ya vas otra vez Dulce María, para ya!

—Dul...Dulce— Tomé su mano torpemente sonriendo como tonta. ¿Qué diablos me pasa? no soy una chiquilla.

—¿Qué te parece si nos hacemos compañía en lo que esperamos? Claro, si tu quieres.

—Eh... sí, ¿Por qué no?

—¿Y vives aquí?

—No, en realidad tiene casi un año que me mudé a Madrid, trabajo en una editora, soy escritora y bueno en Roma no me fue como esperaba así que decidí irme, pero ¿qué hay de ti?

—En realidad no tengo un lugar en específico, es complicado, por mi trabajo tengo que viajar constantemente así que vivo una temporada en Barcelona, París, Italia, en fin.

—Wow, y ¿A qué te dedicas?

—Hace un par de años que me hice cargo de la empresa familiar, los hoteles son nuestra especialidad, así que debo viajar constantemente para comprobar que todo está en orden.

Tal vez en RomaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora