Capítulo 36

812 66 11
                                    

Otro narrador

—Espero que ya tengas un plan para resolver esto Blanca, te recuerdo que tenemos muy poco tiempo o lo perderemos todo, no sé cómo lo consiguió tu hijita, pero si cree que con casarse con ese idiota se termina todo, esta muy equivocada, las cosas no se van a quedar así.

—Deja de repetir lo mismo y mejor cumple con lo que te dije ¿de acuerdo?

—Esta bien, vamos a hacer las cosas a tu manera, pero si no consigues el dinero en el tiempo que acordamos, buscaré a tu hijita y te aseguro que a Uckermann no le va a gustar nada esto, no creo que te quieras quedar en la calle tu también.

—Más te vale que sigas con el plan como te dije Paco, o vas a arruinar todo otra vez y esta vez no voy a meter las manos por ti, ¿quedó claro?

—No me amenaces Blanca, te recuerdo que tú también tienes mucho que perder, así que no te quieras pasar de lista. —Sentenció mientras caminaba hacia la puerta. — No sé si te dije, pero de pronto a mi padre le ha despertado el instinto paternal, y no sé, como que quiere acercarse un poco más a sus hijas. —Soltó antes de llegar a la puerta con una sonrisa malévola.

—Más le vale a tu padre no acercarse ellas... —Respondió Blanca furiosa, todo se le estaba saliendo de las manos.

—Eso no lo decides tú, no vemos pronto Blanca. —La interrumpió Paco y salió a toda prisa, dejando a Blanca maldiciendo una y mil veces.


Narra Dulce

Sus labios estaban a milímetros de los míos invitándome a probarlos, estaba segura que el lo deseaba tanto como yo, podía sentirlo. Me armé de valor y crucé mis brazos alrededor de su cuello y sin pensarlo lo besé, lo besé con ardor, deseando que sitiera lo mismo que yo en ese instante. Al principio, lo sentí tensarse ante la sorpresa, pero correspondió el beso con la misma fuerza y pasión, no sé exactamente cuánto tiempo pasó hasta que nos distanciamos lo necesario para tomar un poco de aire, sin apartarnos por completo.

—Dul... —empezó a diciendo sin que lo dejara terminar.

—Sólo bésame —No necesito que se lo repitiera, se abalanzó sobre mi boca, pasó una de sus manos por mi nuca atrayéndome más hacia él y profundizando el beso. Sus manos bajaron hasta mi tomar mi trasero, me aferré con mis piernas a su cintura sin dejar de besarnos. Sentí la fría superficie del escritorio bajo mis piernas, lo escuché despejar la mesa deslizando algunas cosas hacia a los costados y tirando otras al suelo. Lo siguiente en caer fue nuestra ropa, dejándonos piel con piel, saboreando y explorando cada parte, la tarde estaba cayendo y la tenue luz que se colaba por las ventanas le daba un toque más íntimo, nuestras respiraciones agitadas llenaban el estudio.

—Te necesito, ahora...— Susurré mientras sus manos acariciaban mi parte más sensible, sus dedos se movían hábilmente enviando descargas a todo mi cuerpo. Se incorporó un poco para rebuscar en su cartera. —No es necesario, me estoy cuidando.

—¿Segura? —Asentí en respuesta, atrayéndolo hacía mí de nuevo. Sin pensárselo más, entró en mi de un solo movimiento, el placer fue inmediato e infinito, mi cuerpo se arqueo involuntariamente mientras de mi garganta se escapaba suave gemido. Sus movimientos subieron el ritmo dándome una sensación electrizante, su boca reclamó la mía de nuevo, mientras me arrastraba a un delicioso y explosivo orgasmo. Permanecimos un momento más uno contra el otro, hasta que nuestras respiraciones volvieron a la normalidad.


Narra Chris

No había podido resistirme, hablar con ella como si nada pasara había implicado un gran esfuerzo, cuando lo que en realidad lo único que quería era perderme en ella. Al final había cedido, de nuevo.

—Creo que vamos a tener que ordenar comida a la habitación. —comentó ella señalando los bocadillos que yacían en el suelo. Y agradecí en silenció que fuera ella quien hablara primero, y más aún escucharla bromear.

—Eso parece... —Respondí mientras la tomaba en brazos para bajarla del escritorio, jamás vería de la misma forma esta oficina, me resultaría mucho más difícil concentrarme. —Y creo que por hoy ya ha sido suficiente de trabajar.

—Vaya, creo que me esta gustando mucho esto de trabajar juntos. —Respondió con una sonrisa coqueta. Y yo solo pude responder el gesto. No sabía a donde nos llevaría esto y ninguno de los dos se atrevía a hablar del tema, ella sonreía de nuevo después de mucho tiempo y por ahora lo mejor sería dejar fluir las cosas, a pesar de todo odiaba verla mal. Me coloque los jeans para pedir algo de comer, mientras ella se ponía solo mi camisa. Entre miradas furtivas ordenamos un poco el estudio, ella no tenía idea de lo sexy que se veía únicamente con esa camisa, y saber que debajo de ella solo traía unas braguitas de encaje, ¡uf!

Media hora más tarde, disfrutábamos de una deliciosa comida y vino, ella se veía realmente relajada, hablamos de cosas triviales, evitado a toda costa hablar de nosotros.

—Voy a tener que organizarme en la editora para poder pasarme por la empresa un rato.

—Tómate tu tiempo, te aseguro que entre Christian y yo tenemos las cosas bajo control.

—Lo sé, Christian conoce muy bien como funciona todo y en cuanto a ti, sé qué harás un trabajo excelente.

—Gracias por el halago, veré que puedo hacer para que te den la mejor oficina, si sigues por ese camino incluso puedo cederte la mía. — dije bromeando.

—Mmm, no sé, me lo pensaré. —Respondió coqueta llevándose a los labios un poco de vino. 

Pasamos el resto de la velada lanzándonos bromas y comentarios con doble intención, coqueteando el uno con el otro, rozándonos con cualquier pretexto, por supuesto ninguno mencionó siquiera el tema "nosotros", la noche anterior habíamos acordado poner todo de nuestra parte para "llevarnos bien", tan bien que habíamos terminado en la cama. En algún momento deberíamos hablarlo, pero por ahora no quería acabar con esto, ella había esto demasiado vulnerable, había pasado por muchas cosas en muy poco tiempo, solo esperaba que esto no terminara por alejarnos más en algún momento.





--------------------

 

Tal vez en RomaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora