Capítulo 39

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Narra Dulce

Recorrimos las oficinas de E&U que aún no estaban ocupadas al cien por ciento, faltaba personal que se iría incorporando en próximos días. Mi oficina tal como lo dijo Chris era la más grande, aproveché a dejar algunas cosas y volvimos al último piso, Chris me mostró su oficina y obviamente Irina buscaba cualquier pretexto para llamar su atención.

—Chris tienes una llamada de Nueva York. —Anunció Irina apareciendo de nuevo por la puerta.

—Iré con Annie, te veré más tarde. —me despedí de él con un corto beso ante la atenta mirada de su asistente.


Salí hacia la oficina de Annie donde ya estaba Mai, aprovechamos para ponernos al día, obviamente las dos ya estaban al tanto de todo e insistían en que hablara con Chris cuanto antes.

—Yo creo que para que puedan empezar desde cero deben cerrar esos ciclos. —señaló Mai.

—Así es, yo también se lo dije. —dijo Annie poniéndose de pie— Pero antes, hay que ir a tu piso por las cosas.

—Oh Dul, lo olvidaba, las cosas de mi hermano ya van en camino, desde ayer me pidió que me encargara de eso, me dijo que tu estarías muy ocupada, espero no te moleste...—se disculpó Mai.

—No, no para nada, Chris me lo comentó hace un momento, gracias por eso.

—Sí muy bien, ahora, vamos tenemos mucho por hacer... —Annie tomó su bolso y nos arrastró hasta la salida.

—Pero...

—No te preocupes por mi hermano, en el camino le avisamos.


Al cabo de unos minutos estábamos aparcando frente a mi edificio, un nudo se formó en mi estómago, regresar ahí traía amargos recuerdos.

—Tranquila, estamos aquí. —Mai colocó una mano en mi hombro en señal de apoyo.

—Listo, en cuanto esté todo, vendrán por las cosas. —anunció Annie mientras colgaba su móvil.

—Bueno, pues a mal paso...


Subimos hasta mi piso, no tenía idea de las condiciones en las que estaba, desde que sucedió todo Zory y Angie se habían encargado de mis cosas. Al girar la llave en la puerta todos los recuerdos llegaron como una avalancha, una lagrima resbalo por mi mejilla sin poder evitarlo. Todo estaba en orden, seguramente gracias a mis amigas.

—Dios, es tan difícil regresar aquí.

—Lo sé, pero no estás sola, haremos esto juntas. —Dijo Mai abrazándome.

—Gracias por estar aquí.

—Somos familia, baby, así que no hay nada que agradecer. —intervino Annie uniéndose al abrazo— Oigan, no sé ustedes, pero yo muero de hambre. —se quejó rompiendo la tensión del momento. —Pediré algo de comer, sino, no alcanzaremos a empacar nada.


Después de comer y empacar algunos libros y borradores que aún no estaban terminados, ahora tocaba el turno de la habitación, con manos temblorosas giré el pomo de la puerta, ya no había rastros de aquel día, les había dicho a Angie y Zory que se deshicieran de todo lo que me recordara lo sucedido, disipé todos los malos recuerdos y empezamos a empacar. Tres horas más tarde ya habíamos guardado casi todo lo que estaba en mi guardarropa y algunas cosas más del cuarto de baño. Escuchamos la puerta abrirse y enseguida salimos hacia la sala.

Tal vez en RomaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora