Capítulo 21

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Narra Chris

Acababa de despertar, no sé cuánto había dormido, pero era de noche, Alfonso me había obligado a tomar una ducha fría y después debo haberme quedado dormido, miré el reloj que estaba en la mesita, eran las siete y media, me puse de pie y sentí que la cabeza me iba a explotar, necesitaba tomar algo urgente, salí de la habitación, pero todo estaba en orden.

—¡Vaya, ya era hora de que despertaras!

—No grites, ¿Qué haces aquí?

—¿Que qué hago aquí? Tú dime dónde quieres que esté, no aparecías por ningún lado y Dulce tampoco, ninguno de los dos se presentó a trabajar, incluso fuimos a su casa y nadie nos abrió. ¡Estábamos muy preocupados por ti, caray! —Espetó Annie molesta.

—Ya, estoy bien, ahora déjame solo. —giré dispuesto a ir hacia la cocina, estaba tratando de procesar lo que acababa de decir mi hermana sobre ella, seguro se había largado con su amante.

—¡Ah no! Christopher Uckermann, ahora me vas a explicar qué pasó aquí ¿Por qué bebiste de esa manera? ¿Dónde está Dul?

—¡A esa ni la menciones! —Annie se asustó un poco mi reacción y enseguida me arrepentí, mi hermana no tenía la culpa.

  —¿Qué pasa? —Preguntó Alfonso desde la puerta. 

Narra Dulce

Poco a poco abrí los ojos tratando de acostumbrarme a la luz, no reconocía el lugar y un dolor punzante atenazaba mi cabeza, me detuve a observar todo detenidamente, estaba en el hospital, vi a mi amiga que dormía en un sofá al pie de la cama. Lentamente, recuerdos borrosos empezaron a invadir mi mente, amargas lágrimas resbalaron por mis mejillas sin cesar, un sollozo escapó de mis labios involuntariamente, no podía estar pasado de nuevo.

—¿Dul? ¡Dios, despertaste! —Dijo Zory asustada— ¡Un médico! —Gritó desde la puerta.

—Zory... estoy bien...

Minutos después el médico salía de la habitación, acababa de examinarme y todo parecía indicar que el golpe no dejó consecuencias graves, salvo la herida y el horrible dolor de cabeza, bueno y una herida más profunda que dudaba fuera a sanar con nada, la de mi corazón.

—Ya escuchaste al médico, debes descansar y si todo sale bien pronto te darán el alta ¿Cierto Angie? —Comentó Zory mirando a Angie.

—Sí, bueno.... hay algo más... le pedí al doctor Fernández que me dejara explicártelo, para que no te sintieras incómoda —Agregó Angie nerviosa.

—Imagino de que se trata... es sobre cómo me encontraron ¿cierto? —pregunté

—Sí, Dul el doctor tuvo que informar a la policía, la forma en que te encontramos... y todo... indicaba que podía tratarse de.... de una...

—De una violación... —Terminé por ella y las lágrimas de nuevo inundaban mis ojos, mis amigas apretaron mi mano en señal de apoyo.

—Pero ¿quién fue capaz de hacerte esto? —Preguntó Zory temerosa.

—Paco —Mi amiga maldijo por lo bajo. 

—Dul, pequeña sé que tal vez no quieras hablar de esto, pero ¿recuerdas qué sucedió?

—Creo que sí —Respondí no muy segura.

Empecé a narrar a mis amigas lo que recordaba, francamente no tenía las cosas muy claras, lo que no podía sacar de mi cabeza eran los gritos de Chris furioso, la imagen borrosa de él observándome desde la puerta de la habitación, jamás voy a olvidar la forma en que me miró, lleno de odio y asco, había tratado de incorporarme y salir tras él, pero estaba muy mareada, Paco se abalanzó contra mí, el recuerdo de sus asquerosas manos tocándome me revolvieron el estómago, había luchado con todas mis fuerzas para zafarme, casi había logrado ponerme de pie, pero me enredé con algo y de pronto todo se volvió negro, no sabía que había sucedido después, el terror me invadió, de sólo imaginar lo que ese malnacido pudo haberme hecho.

—¡Maldito enfermo! —Exclamó Zory furiosa.

—Lo sé y me aterra pensar que aprovechara que estaba inconsciente para....

—No, tranquila. —Intervino Angie— Escucha, el médico te examinó y tomamos unas muestras para comprobar si había rastros de que... te hubieran forzado y hoy en la mañana han traído los resultados de las pruebas —Añadió mi amiga con cautela.

—¿Y?

Narra Chris

Mi hermana y mi amigo seguían sin creer lo que acababa de contarles, por alguna extraña razón insistían en que debía hablar con Dulce, que debía haber alguna explicación.

—Chris yo creo que debes calmarte y hablar con ella, algo no me cuadra en todo esto, ella te ama. —insistió mi hermana.

—O era muy buena haciéndome creer que me amaba, tanto que todos le creímos.

—Perdón que te diga esto Chris, pero sinceramente no creo que Dulce te haya engañado, ella no es así, créeme, la conozco desde siempre y sé que ella no...

—Ya, no quiero escuchar más, no necesito explicaciones ¡yo la vi, entiendan eso! —Volví furioso a mi habitación, ellos no entendían lo que había sido verla con ese tipo, todo este tiempo estuvo jugando conmigo, desde el principio sólo fui parte de su retorcido plan para vengarse de su ex por haberse casado con otra y finalmente había vuelto con él a pesar de todo.

Narra Dulce

—¡Dilo, necesito saber!

—Tranquila, los resultados de las pruebas comprueban que no hubo violación. —Dijo Angie finalmente.

—¿De verdad? —Apreté la mano de mi amiga y la miré a los ojos, ella asintió y correspondió al agarre.

—Seguramente se asustó cuando te golpeaste la cabeza y se fue el muy cobarde. —Comentó Zory.

—¡Dios! ¿cuándo va a dejarme en paz? no entiendo que es lo que quiere, ya logró separarme de Chris ¿ahora qué? —Dije con amargura.

—Trata de calmarte Dul, no debes alterarte.

—¡No puedo! lo perdí, Chris cree que lo engañe con ese imbé*cil. —Sollocé y nuevas lágrimas quemaban mis ojos

—Habla con él Dul, cuéntale todo lo que pasó, ustedes se aman.

—Angie tiene razón, pero también tienes que decirle todo lo que pasó a la policía Dul, ese maldito tiene que pagar lo que te hizo, no puedes callarte ésta vez. —Sentenció Zory.

—Lo sé, eso haré, en cuanto venga la policía les diré todo.

Una hora más tarde, finalmente pude convencer a Zory para que se fuera a descansar un poco, la policía aún no aparecía por allí,según el médico ya les habían notificado que había reaccionado así que en cualquier momento llegarían. Y yo lo único que quería era hablar con Chris, explicarle todo, lo necesitaba tanto. Saqué mi móvil de entre las mantas, por fortuna mi amiga lo había cargado, no estaba segura de llamarlo, dude por unos minutos hasta que me arme de valor y marqué, un tono, dos, tres... nada, seguramente no querría saber nada de mí. Al final decidí llamar a Poncho, me moría de vergüenza, pero era la única opción, a estas alturas él ya estaría al tanto de todo, marqué su número rogando porque Poncho me escuchara, pero justo en ese instante la puerta se abrió de golpe. 



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