Capítulo 17

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Narra Dulce

El martes viajamos de regreso a Madrid en el jet de Chris, Alex salió para Suecia esa misma mañana había pensado pasar una temporada en Madrid, pero la abuela de Chris sufrió una caída y se había fracturado un brazo, no era nada grave sin embargo Alex prefería comprobar que todo estaba bien, aunque nos hizo prometer que la mantendrían al tanto acerca de la boda.

Por la tarde al llegar a Madrid, tres autos se encontraban esperando en el aeropuerto. Nos despedimos y cada pareja subió a un auto. Chris había estado insistiendo durante todo el viaje en que me quedara en su casa los días que me restaban de vacaciones y yo había insistido en que lo mejor era irme a mi piso.

—Mi amor, por favor quédate conmigo estos días —Insistió haciendo puchero.

—Chris no, eso es trampa, ya habíamos hablado mi amor, no creo que sea...

—Amor estamos comprometidos, no tendría nada de malo que te quedes en casa de tu futuro marido, o ¿es que ya no quieres estar conmigo?

—Obvio no menso, lo que menos quiero es separarme de ti, pero si me quedo en tu casa me va a costar más despedirme de ti —Dije abrazándolo—. Se que sólo serán unos días, pero te voy a extrañar horrores.

—Lo sé preciosa y con más razón quiero disfrutar estos días contigo —Dijo dándome un tentador beso, haciéndome desear más.

—¿Qué dices?

—Tú ganas, me quedaré contigo, pero el jueves vuelvo a mi piso, el viernes tengo que estar a primera hora en la editora.

—Está bien, como tú quieras.

Minutos después el auto se detuvo frente a un imponente edificio de cristal en una de las zonas más exclusivas de Madrid, enseguida se abrió un enorme portón que daba paso al estacionamiento privado. Y no es que no estuviera familiarizada con estas cosas, mi familia también tenía una buena posición, pero desde que era independiente había cambiado un poco mi estilo de vida, el lugar donde vivía no era exclusivo pero era una buena zona, cuando me mudé a Madrid, mi padre había insistido en pagarme un piso muy cerca de ahí, le preocupaba el lugar donde viviría, pero tenía yo tenía algunos ahorros del tiempo que había trabajado en su empresa, así que podía permitirme un lugar aceptable mientras mi trabajo rendía frutos, hacía solo unos meses que me había mudado a otro piso en el mismo edificio donde vivían Angie y Zory, era pequeño pero bonito, claro seguramente no se compararía con el de Chris pero también tenía su encanto. Subimos al ascensor hasta el ático, el diseño del lugar era impresionante.

—Bienvenida ¿Qué te parece?

—Es precioso —Dije caminando hacia la terraza—. Tiene una vista espectacular.

—Lo sé y además de todo es muy tranquilo.

Chris me llevó a conocer todo el ático y me ayudó a acomodar mis cosas en su habitación.

—Le he dado unos días al servicio, así que estaremos solos —Dijo susurrando contra mi oído provocando que me estremeciera, trazó un reguero de besos calientes en mi cuello haciéndome temblar de deseo. Me tomo por la cintura y me giró hacia él y luego buscó mis labios en un beso tan apasionado que dejé de pensar.

Chris metió una mano bajo mi blusa acariciando por encima del sujetador, casi sin aliento nos separamos un poco para deshacernos de la ropa.

—Me gustas tanto... —murmuró mientras me tumbaba sobre la cama.
Las manos de Chris parecían estar por todas partes, acariciaba mis pechos, entre mis piernas, sus caricias me estaban volviendo loca... La tensión del deseo invadió mi cuerpo, sentía como si estuviera cayendo por un precipicio.

Tal vez en RomaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora