Lara es una chica lista que al parecer puede controlar el clima. Después de mudarse con su padre enfermo, conoce a Minho, un chico de rasgos asiáticos, un poco grosero y con un pasado muy misterioso. Al principio, ambos no se llevan nada bien, pero...
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Aquella mañana, cuando salía de casa, Lara se detuvo a mirar las ventanas de la casa de al lado. Aún no podía creer que Minho era su vecino. Espero unos minutos y entonces él salió con la capucha puesta. Lara se dio vuelta y fingió no haberlo visto. Minho pasó frente a ella y se detuvo a mirarla.
—¿Por qué siempre me miras así? —le dijo ella.
—¿Qué dices?
—Así, como me estás mirando ahora. Es como si tuvieras un problema conmigo.
—No te miro de ninguna forma especial. Así veo a todo el mundo —aclaró y luego siguió caminando. Lara caminó detrás de él pero no le dijo nada.
Llegaron al tren y se subieron. Minho ocupó un puesto vacío y se colocó sus audífonos. Lara que subió detrás se dio cuenta de que había otro puesto junto a él. Vaciló un momento y fue a sentarse allí. Minho no la miró, había cerrado los ojos para relajarse mientras el tren avanzaba, pero Lara lo miraba de vez en cuando.
—Oye —le susurró. Minho suspiró y se quitó los audífonos.
—¿Qué?
—¿No sería mejor si hablamos hasta llegar al colegio? Esto es algo incómodo.
—¿De verdad eres tan persistente? Creí que había quedado claro que no me gusta hablar.
Lara le sonrió, Minho suspiró y volvió a cerrar los ojos, pero esta vez no se puso los audífonos.
—¿Puedo preguntarte algo?
—No, no puedes —le contestó aún con los ojos cerrados.
Lara odiaba que no le prestara atención, así que lo tomó de la cara y lo volteó hacia ella. Había vuelto a hacer algo estúpido, pero ya no había vuelta atrás. Minho la miró sorprendido mientras ella apretaba sus mejillas.
—Escucha, ambos somos los nuevos en el salón, somos compañeros de asiento y ahora también somos vecinos. Es inevitable, al menos por una vez podríamos tener una conversación amigable —Cuando acabó, le soltó el rostro.
Minho que no había apartado los ojos de ella, se relajó. En el fondo le había parecido interesante que Lara llamase su atención de esa forma. Por supuesto que no lo demostró.
—Bien —dijo él.
—¿Bien?
—Tengamos una conversación amigable.
—¿Hablas en serio? —preguntó sorprendida.
—No hagas que me arrepienta —le dijo señalándola con el índice. Lara sonrió —.¿Qué querías preguntarme?
—Espera, sólo quiero grabar este momento en mi memoria.