Lara es una chica lista que al parecer puede controlar el clima. Después de mudarse con su padre enfermo, conoce a Minho, un chico de rasgos asiáticos, un poco grosero y con un pasado muy misterioso. Al principio, ambos no se llevan nada bien, pero...
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Lo habían logrado. Los Vencedores lo habían logrado después de semanas de estudio y trabajo en equipo. Habían ganado los dos concursos de clasificación restantes y ahora estaban listos para la competencia nacional.
—¡Hay que celebrarlo! —exclamó Helen.
—¿A dónde vamos? —preguntó Ben.
—¡Aquí están los Vencedores! —dijo un hombre alto y de cabello negro que abrazó a Alison.
—Papi.
—Qué gusto conocerlo, usted debe ser el padre de Alison —dijo Annie estrechando su mano. Dave frunció la nariz.
—Así es y traigo conmigo a los demás.
Los padres de los chicos salieron del telón y abrazaron a su hijos.
—¡Qué alegría conocerlos a todos!
—Es cierto, es cierto —dijo el padre de Alison —.Nuestros hijos han llegado muy lejos. Son un equipo unido y grandes amigos. Ya era hora de que todos nos conozcamos.
Lara abrazó a su mamá y luego a su papá, que no estaba sintiéndose bien, pero desobedeció al médico para ver a su hija ganar ese día.
—Sabía que lo lograrías, florecita.
—Gracias por estar aquí, papá.
—Aprovecho este momento para decirles, que puedo llevar a sus hijos en mi auto a los concursos —intervino Dave —.Ahora que competiremos a nivel nacional, tendremos que viajar mucho.
Los padres apoyaron la idea y le dieron las gracias a Dave.
—Señor Dave, es usted muy amable —dijo Annie. Él tomó su mano.
—Ya te pedí que no me llames así. Sólo Dave.
Annie se sonrojó.
—Los invito a todos a nuestra casa. Lucille, Alison y yo estaremos muy contentos de recibirlos. Los chicos pueden divertirse y nosotros los adultos podemos tomar té.
—¡Qué buena idea! Es usted muy gentil, señor Palmer —dijo Annie.
—Entonces vámonos ya.
Lara y sus amigos dieron saltitos y aplausos.
—¡Esperen todos! —pidió Ben —.Tengo una sorpresa.
Luego, se dirigió hacia la puerta de la habitación y la abrió. Un husky siberiano cachorro entró corriendo y moviendo la cola. Las chicas chillaron con emoción y fueron a acariciarlo. Los padres reían.
—Ben, ¿dónde lo conseguiste? —preguntó Helen.
—Esta mañana pasé por el refugio de animales. Creo que es una buena mascota para el equipo.
—Es tan lindo, ¿cómo lo llamaremos?
—Vencedor 2, claro.
Las risas alegraron el cuarto, pero Minho se veía desanimado y Lara lo notó. Cuando todos se pusieron en marcha, ella se acercó a él, pero Minho se marchó sin esperarla. Eso lastimó sus sentimientos, era como regresar al tiempo en que no se llevaban bien.
En la casa de Alison, los padres se pusieron cómodos y ella llevó a sus amigos al sótano, donde podrían platicar y escuchar música.
—Tu casa es muy bonita, Al —dijo Lara.
—Jamás traía a mis amigas aquí.
—Nos la pasaremos mejor sin ellas —dijo Helen dándole unos golpecitos en el hombro. Alison le sonrió —¡No, Vencedor! Ese no es el baño, mal perro.
Alison se veía furiosa, pero trató de calmarse. Lara se rió.
Mientras Ben curioseaba los videojuegos, Minho se le acercó y se pusieron a platicar. A Lara le pareció extraño, parecían tener una conversación delicada y confidencial. En cuanto ella se acercó, Ben se marchó como si no hubiera pasado nada. Minho se sintió incómodo.
—¿Podemos hablar?
—Ahora no, Lara —contestó y pasó a su lado sin mirarla.
—¿Qué le sucede? —pensó ella.
—¿Quieren escuchar algo de música? —preguntó Alison.
—Claro, Al.
—¡Cielos! ¿Tienes Guitar Hero? —exclamó Ben tomando la guitarra en sus manos.
—No lo juego hace tiempo. Nunca fui buena con los instrumentos o los videojuegos.
—¿Puedo?
—Anda, puedes jugar, Ben —dijo con una sonrisa.
—¿Qué hay de ti, Minho? —preguntó Helen. Minho, que estaba en un rincón levantó la vista.
—¿Uh?
—¿Juegas con CoolB?
Dave entró en el sótano con una sonrisa.
—¿Qué tal están ustedes?
—¡Empezando la diversión! —exclamó Ben.
—Me alegra, pero Minho y yo debemos irnos.
—¿Qué? —preguntó Lara —.Pero acabamos de llegar.
—Lo sé, pero tenemos asuntos que resolver. Estoy seguro de que la próxima vez, Minho podrá acompañarlos.
—Le agradezco por venir, señor —dijo Alison.
—Gracias a ti. Minho, te espero en el auto.
Minho asintió.
—Oye, gracias por venir —le dijo Alison y él le sonrió por primera vez.
—Sí, qué bueno que hayamos pasado un momento todos juntos —comentó Helen —.Nos esperan muchas cosas en los viajes que haremos.
—Bien, ¿alguien va a jugar conmigo? —reclamó Ben.
Helen sacudió la cabeza.
—Ahora voy.
Minho subió las escaleras pero Lara corrió para alcanzarlo.
—¡Minho! Espera.
—Lo siento, Lara. Debo irme.
—Oye —dijo tomándolo del brazo —.¿Sucede algo?
—No, todo está bien.
—Sé que no es así. ¿Debo preocuparme por algo?
—No, Lara. No debes preocuparte. Todo está bien.
—Puedes contarme cualquier cosa.
—¡Te dije que todo está bien! —le gritó. Lara se sobresaltó. Su mirada inocente le partió el corazón —.Lo siento, debo irme.
Minho salió de la casa, se subió al auto y cerró de un portazo. Dave sonrió.
—¿Cómo te fue? ¿Ya le dijiste a Lara lo que sientes?
—No voy a decírselo.
—¿Ah no? —preguntó con sorpresa.
—¿De qué serviría? Jamás podré estar con ella.
Dave miró a Minho con lástima y después, puso el auto en marcha.