Capitulo 3 Las cartas de nadie

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El castigo fue probablemente el más largo que Harry alguna vez hubiese tenido, lo dejaron salir de la alacena hasta que comenzaron las vacasiones de verano. La escuela fue un asco sin él, sin un Harry al que molestar Dudley y su pandilla me molestaban todo el tiempo, mi único consuelo era que al llegar a casa Harry estaría conmigo pero tambien sabía (al igual que ellos) que si me molestaban mas allá de mi temperamento se las verían conmigo.

Cuando por fin creí librarme de Dudley y los suyos al comienzo de las vacasiones ¡Vaya ingenuidad! Ellos se la pasaban en casa de los Dursley todo el día. Por esa razón Harry y yo pasabamos tanto tiempo en el jardín como era posible (Ellos estaban en el ordenaron adentro) esperando con ancia nuestro ingreso a la secundaria, gracias a Dios no iríamos al mismo colegio que Dudley, él tenía una plaza en el viejo colegio de tío Vernon, Smelthing. Dudley y sus idiotas amigos tambien asistirían por lo que no habría ningún problema para socializar.

Un día de julio tía Petunia llevó a Dudley a Londres para comprar el uniforme nuevo de Dudley, dejándonos con la señora Bennet. Aquello fue muy divertido, no puso a Harry a hacer ningún trabajo doméstico ni nada por el estilo, de hecho fue muy amable, nunca la había visto tan feliz, nos dio dulces y una rebanada de pastel de chocolate a cada uno.

Esa tarde fue probablemente la tarde más divertida que había tenido en mucho tiempo, creo que incluso fue mejor que la mañana, Dudley desfiló por el salón con su nuevo uniforme. Se veía tan ridículo que pensé que se nos iban a reventar las costillas a Harry y a mi por aguantar la risa. La felicidad de de Harry combinada con la mía, eso no podía ser posible resistir.

-Eso fue gracioso.- mencionó Harry antes de estallar en carcajadas una vez habiendo llegado a la alacena

-¡Ni lo menciones!- dije uniéndome a sus carcajadas

-¡Ah! ¡Colapso de risa!- hablamos al unísono como solíamos hacer muy seguido, algo que causaba gran enojo en los tíos.

Pasamos toda la noche riendo y hablando como hacemos cuando estamos felices.

  A la mañana siguiente cuando desperté a Harry, ya que él como de costumbre no escuchó el llamado en la puerta, nos levantamos y fuimos a la cocina en donde de inmediato nos ordenaron ir por el correo, sólo por curiosidad,  revisamos que había de nuevo aunque no nos imaginaríamos con lo que nos encontrariamos: unos sobres con nuestros nombre.

        Señorita L. Potter                         Señor H. Potter

      Alacena Debajo de la Escalera       Alacena Debajo de la Escalera

      Privet Drive, 4                             Privet Drive

      Little Whinging                             Little Whinging

      Surey                                           Surey

  El sobre era grueso y pesado, hecho de pergamino y escrito con tinta verde. Le di vuelta para encontrarme con un sello: Un escudo de armas, un león, un águila, un tejón y una serpiente, que rodeaban una gran H.

-¡Dense prisa!- exclamó tío Vernon desde la cocina.

  Volvimos a la cocina sin dirigirnos palabra alguna. Todavía contemplando la carta. Entregamos a tío lo demás, mientras nos sentabamos, aún conmocionados.

Estaba a punto de decirle a mi hermano que sería mejor abrir las cartas en privado cuando lo vi abriendo lentamente el sobre.

-¡Papá!-dijo de pronto Dudley-. ¡Lilian y Harry han recibido algo!

Los Mellizos Potter: El Comienzo. (Primera Temporada) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora