Touch My Soul (Is It Love?Peter)[TERMINADA]

CUADRO V

DROGO

Después de varios infartos y suspiros, Alina consiguió estabilizarse y pudimos continuar buscando a Alice.

Ella tenía el mapa en las manos y corríamos tras ella a gran velocidad, derribando sin problemas a aquellos que se nos acercaban.

Sebastián, al estar herido, iba más en el centro del grupo para cubrirlo de posibles ataques.

-¡Giro a la derecha!-Gritó Alina.

Pero entonces nos topamos con quien no esperábamos...

-Vaya vaya, si es mi querido Drogo y compañía, ¿Vienes a por la zorrita de tu hermano?

Aquella cara que dejé años atrás volvía a aparecer de nuevo con aquella expresión tan inocente como falsa.

-¿¡Qué mierdas haces aquí, Mía?!

Ella comenzó a caminar hacia nosotros jugueteando con una navaja entre sus manos.

-Hago lo más inteligente; unirme a aquellos que pueden destruirme. Los ayudo a conseguir su objetivo a cambio de que a mí me dejen en paz.

- ¿Enserio te crees que no van a traicionarte?

Ella comenzó a reírse con aquella risa demoníaca.

-Somos demasiado preciados para nuestra querida jefa.

Mía comenzó a atacarnos con rapidez, tomándola sobre todo conmigo. Su agilidad era realmente increíble, más allá de las capacidades de cualquier vampiro.

- ¡Observa el fruto de nuestro trabajo!¡La muerte nos nutre y exalta nuestras capacidades!¡Despedíos de Alice, la última médium, porque no la volveréis a ver viva!

Agarré a Mía y la tiré al suelo, inmovilizándola:

- ¡Id a por Alice, yo me encargo de ella!

Y entonces la miré maliciosamente pensando en cómo iba a morir aquella noche.

PETER

Drogo se quedó atrás prometiendo que nos encontraría, pero no podía evitar estar preocupado porque sabía lo traicionera que podía ser Mía.

Llegamos por fin a la sala y abrimos las puertas con violencia; Sebastián se quedó pálido.

-Benditos los ojos que te ven, Sebastián.

- ¡Sabía que tu tuviste que ver, tú mataste a los padres de Alice! -Lee gritó con violencia.

¿Quién era aquella mujer?

Miré al fondo de la sala y vi como Alice intentaba sacar la cabeza a flote. El agua estaba a nivel de sus hombros, apenas teníamos tiempo de sacarla de allí...

Intenté correr hacia ella, pero Adrién se me puso delante, empujándome al suelo.

- ¿A dónde vas hermanito? ¿No quieres que juguemos un poco?

Sus garras se clavaron en mis hombros hasta atravesar mi piel. Mis ojos se tornaron rojos, sacando los colmillos hasta su máxima longitud.