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Amor en Italia.

Hailee.

Respiro profundo, Hesse se ve muy guapo el día de hoy. La camisa blanca arremangada y la forma en la que se adapta a su cuerpo solo me hacer querer saltar encima de él y marcarlo como mío.

Sonrió. Jamás hubiera imaginado en vernos así los dos.

— ¡Que hermosa estás hoy! —me alaba, se acerca a mi con una gran sonrisa. —Los chicos nos van alcanzar más al rato en el museo, mientras vamos nosotros dos.

Miro a mi alrededor. Había tantas personas en este lugar que nadie se daba cuenta de que Hesse Ford estaba aquí en persona.

— ¿Seguro que nadie nos verá? —le pregunto.

Hesse entrelaza nuestras manos.

—No hay problema.

— ¿Quién eres? Luces muy confiado hoy —bromeo con él.

Hesse me jala hacia su cuerpo, deja un beso en mi hombro descubierto por la tela del vestido.

—Es porque estás a mi lado, Hailee. ¡Ese es tu súper poder!

Me echo a reír pero aún así esto, lo que teníamos me hacía sentir en paz. Me hacía sentir que después de todo seguía viva.

— ¿Entonces comeremos primero o vamos al museo? Quiero tomar muchas fotos —arrugo mi nariz, Hesse pasa su dedo por ella. La sonrisa que él me está entregando en estos momentos, me hace sentir especial.

—Iremos al museo, de ahí comeremos todo lo que tú quieras.

—Parecemos una pareja de recién casados —bromeo, alzo nuestras manos unidas.

Hesse no se detiene, me sostiene con fuerza mientras ríe.

—Te lo dije, Camryn.

— ¿Que cosa?

—Que te casarías conmigo, ya sea ahora o en un par de años adelante. —Se detiene, coloca mi mechón de cabello detrás de mi oreja. —No importa en qué tiempo nos lleve estar en ese momento, tú y yo nos casaremos.

Beso su mano, le agradezco al universo de hacerlo colocado en mi vida.

— ¡Eres un anciano! Yo soy una niña, una pequeñuela —le digo, bromeando con él. —Pronto tendré 18, no puedo casarme tan joven.

Hesse frunce el ceño, coloca su dedo en su barbilla y piensa.

— ¿Entonces a qué edad deberías de ser la señora Ford?

— ¿Señora Ford? Mejor dicho, tú deberías de llevar mi apellido.

— ¿Hesse Camryn? No suena muy bien.

Suelto su mano, me cruzo los brazos fingiendo estar indignada.

—Es una señal, no podemos casarnos.

— ¡No! Seré el señor Camryn así que por favor, no me dejes —me susurra, está tan cerca de mi rostro que no puedo evitar embriagarme con su aroma.

Your Song  #1 SAGA THE WINSTEADDonde viven las historias. Descúbrelo ahora