Miro el tráfico de un lunes a la mañana, miles de personas corren para llegar a tiempo a sus trabajos, escuelas, casas. No hay nada nuevo en la superpoblación que inundan las calles de Streeterville, Chicago lugar donde se encontraba nuestro departamento de policía, no era coincidencia que estuviera en una zona turística, y tampoco que sea una zona de alta alcurnia.
Los ricos querían sentirse protegidos.
Un sentimiento incómodo se instaló en mi al tener en cuenta que mi residencia no se encontraba en los suburbios más bajos de Chicago, al contrario Hyde Park era de lejos el mejor lugar donde vivir, al alcance de la mano podía sentirse la suave brisa de las aguas del lago Michigan que era la principal razon para soportar a los molestos vecinos de mi edificio.
Mi departamento no era algo del otro mundo, era un espacio abierto, con dos habitaciones, una cocina y un baño, perfecto para mi y mis inquilinos constantes, mi amiga y mi hermano. No era de extrañar que Ash tenga un departamento y se acomode tantos días en mi casa, desde pequeñas vivímos juntas así que no era una molestia nuestra convivencia, tampoco que mi hermano se quedara aquí cada vez que podía, mi baño es mejor que el que Ash tiene en su hogar.
El taxi llegó al familiar tramo de la estación, gemi en voz baja al pensar en cuanto sería el valor del viaje, lo cual no ayudó a mi mal humor.
Gire mi rostro a la ventanilla deseando perderme en el paisaje que tantos edificios confeccionan, hasta que algo conocido llamo mi atención una figura alta hizo que volviera a mirar, Alex? La sangre corria por mi sistema, mi pulso alocado, registre con la vista el punto donde creia verlo, pero la velocidad del auto me lo dificulta.
Alex... alias lindo trasero, una imagen de sus ojos oscuros brillo en mi mente, una ola de placer se esparce por mi cuerpo al recordar esa noche.
sacudo mi cabeza y he intento obligarme a parar de pensar en el, tengo que dejar de lado esa línea de pensamiento, desde esa noche con Alex no se iba de mi pequeñas cosas como su voz, sus labios, el sonido de su risa, pero me negaba a darle más atención el no era importante para mi sólo fue algo que ocurrió y que sin duda fue una agradable distracion, pero no podía dejar de pensar en lo que sucedió, jamás había actuado así en mi vida y nunca lo volvería a hacer, era peligroso.-¿puede detenerse aquí?- dije al chofer.
- Claro, son 45 dólares con 67 centavos -mi taxista hablo de manera animada, al menos alguien tenía buen humor.
Saque 50 dólares de mi bolso, pagando de mala manera, y dando el cambio como propina, mi trabajo no me hacia rica pero me mantenía estable, podía pagar mis cuentas, mi gustos, pero odiaba que quedará a tanta distancia.
Mire mi reloj aun faltaban 15 minutos para que la jornada diera comienzo, camine las pocas cuadras que me faltaban hasta, el pequeño puesto de café una de mis muchas obsesiones no podía empezar mi día sin mi santificado café.- hola señorita Fox, ¿qué sera este día: café doble, capuchino, o lágrima?- sonrio a Many el dueño del pequeño camión de comida frente al departamento de policías, en los 3 años que trabajo aquí nunca jamás faltó a un día de trabajo, y por lo que se, nunca en los 25 años que su puesto esta en este lugar.
- hola a ti bombón- mi saludo era habitual aderezado con algo de coquetería, a pesar de las advertencias sobre un posible divorcio a mi costa , cosa que nunca sucedería Marta su esposa me amaba más que al propio Many.
- hoy será uno doble, y puedes olvidar el vaso, sólo inyectalo en mis venas ¿ quieres?- el viejo italiano, solto una carcajada.
- ¿sabe que puede solucionar eso? - hizo una pausa dramática en lo que sacaba por debajo del mostrador un pequeño paquete envuelto en cartón, posiblemente una dona o una de sus especialidades en dulces, suspire en cuanto me paso mi café y mi bocadillo- me esta malcriando Many- dije con felicidad.
- tendré listo su almuerzo si quiere, hoy es pasta y carne.
- estaré aquí entonces, lindo- le guiñe un ojo al irme mientras el negaba con la cabeza.
Unos novatos uniformados me dan la bienvenida cuando llegó al recinto, al igual que unos oficiales que hacen tiempo para esperar el ascensor ya que el departamento de homicidios esta en el tercer piso, aprovechó los pocos segundos que tengo para tomar un sorbo de cafeína y averiguar que dulce hay dentro de la caja, pero antes de hacerlo las puertas del ascensor se abren y encuentro a Christian Alcort mi compañero desde hoy frente a mi, sólo un vistazo a su cara me dijo que no trae buenas noticias para darme.
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ILEGAL LOVE
RomanceEl amor es más tentador cuando es prohibido, y aún más cuando se ve así de bien. Como dice el dicho las reglas están hechas para romperse, o para cada regla hay una salida. Salvo que para mi esas reglas no sirvieron de mucho al verlo a él en esa b...