011 (Something is wrong)

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La flor seguía destellando una hermosa luz desde su lugar, a pesar de que estaba rodeada de una jaula de espinos y cardos, aunque las espinas atravesaban a la flor, ésta seguía resplandeciendo con fuerzas.


Desafiando lo lógico, la flor brillaba con más fuerzas, como si la jaula de espinas y la flor fuesen una sola.


¿Cómo era eso posible?


Se preguntaba la estrella mientras cada vez estaba más cerca de alcanzar el seto de espinas. Cuando estuvo demasiado cerca las ajugas se expandieron en un parpadeo logrando alcanzar uno de los picos del astro haciéndole sangrar.


Sí, la estrella estaba sangrando un líquido plateado y sus gotas caían brillantes y al tocar el suelo la luz moría. La estrella lo entendió, no había lugar para ella junto a esa flor.



—Junnie-ah, ¿terminaste? —.

Cuando la puerta se abrió mostrando la dulce mirada felina de Joshua, el cuaderno de Jun ya estaba guardado y siendo puesto bajo llave en uno de los cajones del escritorio del oriental.

—Sí, ya podemos irnos Joshua—.

JunHui se detuvo frente al americano observándolo detenidamente y con la preocupación escribiéndose en su rostro.

—Jisoo, sigues pálido—.

Ambas manos de Jun fueron a parar a las de Joshua y éstas estaban heladas.

Con cuidado soltó la diestra que sostenía y elevó el dorso de su mano y lo colocó en la frente adversa.

Nada, no estaba caliente, de hecho estaba más frío de lo que debería estar, como si hubiese permanecido horas a la intemperie con el viento helado castigando su bella cara.

—¿Te sientes bien?—.

—Solamente un poco cansado, Jun, no te preocupes—.

—Uhm, vamos a casa, cenas y descansas, yo conduciré, ¿de acuerdo? —.

Ambos se encaminaron al vestíbulo principal del edificio donde la recepcionista estaba perfectamente alineada en su lugar, al ver a Joshua palideció como si hubiese visto un fantasma.

— ¡Joshua! Pensé que te habías ido ya—.

El chico de ojos felinos sintió la necesidad de apretar sus comisuras, pero éstas se estiraron formando una sonrisa que provocó que el rostro de la chica se pusiera más rojo que un tomate.

—Estaba con Jun, Nayoung-ah, ¿por qué?—.

Mordió su labio.

Estaba mintiendo simplemente para que la chica no sintiera la vergüenza de que alguien le había atrapado en plena travesura de adolescentes hormonales.

—Oh, por nada Joshua, que les vaya bien, nos vemos mañana—.

Entonces agitó su mano al aire con las mejillas aún encendidas en carmesí.

—¿Y ella qué tiene?—.


Preguntó Jun elevando una ceja al aire, no perdiéndose por supuesto lo que acababa de pasar con la recepcionista y Jisoo.


—No creerás, encontré a Nayoung y a SeungCheol en una de las habitaciones de arriba, en un sofá, SeungCheol entre las piernas de ella—.

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