Heridas a medianoche

65 4 0
                                    


Dos semanas habían pasado y tras dos días de preparación y tras hablar con la oficial Colton, me dirigí hacia las recamaras; sin embargo, un movimiento através de la ventana, captó mi atención.
.
.
El exterior era helado a diferencia de el día por esa razón, tras la brisa impactar contra mi cuerpo, froté mis brazos para entrar en calor.

Caminando, pasé varias campañas y siendo una hora en la que no se permitían merodear, salvo que tuvieras permiso, sabiendo que estaba yendo en contra de las reglas, vigilé mí alrededor hasta que tras unos cuantos pasos, escuché un ruido extraño proveniente de la base de entrenamiento.

"¿Quien puede estar a esta hora?"
.

Tras cruzar unos cuántos árboles, pude llegar a la base. El lugar se encontraba vacío lo cual me hizo fruncir el ceño en confusión.

—¿Será que fue mi imaginación?

La idea no me sonaba tan descabellada, debido a las pocas horas de sueño que había tenido; sin embargo, cuando estuve a punto de marcharme aquel ruido volvió a escucharse.

"Eso no fue mi imaginación."

Con paso decidido, me acerqué al lugar de donde provenía y fue que, tras las luces de las linternas externas, divisé a una persona corriendo.

Frunciendo el ceño y quizás siendo cualquier oficial o soldado, las reglas no podían romperse, alzando la voz, lo llamé.

Su cuerpo se detuvo por un segundo para voltearse en mi dirección, para luego continuar.

"¡Será...!"

Con aquella falta de su parte, empecé a correr tras él y debido a que ya me encontraba acostumbrada, pude seguirle el paso, hablé nuevamente...

—¿Acaso eres sordo? Te estoy hablando.

Su espalda parecía ser su única respuesta y por esa razón,viendo la curva acelerando mis pasos, lo sobrepasé.

—Te estoy hablando, esto va en contra de...

Hay una cosa que las personas o más bien, yo, debería saber y era que, hay que pensar mejor las cosas cuando decides ponerte en el camino de una persona que está corriendo a una velocidad considerable.

¿La razón?

El hecho de estar sobre su cuerpo era una respuesta aceptable y para que yo haya tenido que terminar escuchando su corazón latiendo en su pecho y él haber impactado el golpe... Pues, me había salvado.

Tras recuperarme del aturdimiento, levanté mi rostro y mirando hacia él, solté...

—Tú...-aclaré mi garganta-... El estar a esta hora aqui va contra las reglas, ¿lo sabes?

Por su parte, él maldijo por lo bajo, casi como un gemido de molestia, para luego decir...

—Si sabes que va contra las reglas, ¿qué haces aquí?
—Eso..
—Antes de que digas algo, mejor quítate. No eres exactamente una pluma.

"¡Este hijo de...!"

Con ganas de maldecirlo o no, opté por mantener una postura imperturbable y quitándome de encima de él, me levanté y crucé de brazos. Después de sacudirse el uniforme, sacudió su pelo y yo, viendo que su intención era continuar, hice voz a la situación.

—¿Adónde crees que vas?

Suspiró.

—Con todo respeto, señorita, no le incumbe.

Y con esas palabras empezó a trotar, pero tras él alejarse, lo seguí dispuesta a llevarlo al Capitán de ser necesario por insolente. Sin embargo, cuando estuve a punto de tirarlo al suelo de ser necesario, vi su silueta levemente iluminada detenerse y acuchillarse tras soltar un gemido.

Rápidamente me acerqué y agachandome, coloqué mis manos en la zona que le dolía.

—¿Qué cree que hace?
—¿Dónde te duele?

Ignorando mi pregunta y tratando de pretender que nada sucedía, alejó mis manos y dijo...

—No sé si eres novata, pero deberías aprender a no meterte en los asuntos de los demas.—trato de levantarse, pero tras un quejido, desistió.

Tras hacer una mueca, volví a colocar mis manos en la zona que se empeñaba a sostener y tras pelear un poco, levanté su camisa.

—A pesar de ser un imbecil, deberías saber cuándo pedir ayuda.— miré su herida y por alguna razón me pareció similar. Sin embargo, enfocándome en la situación y siendo una persona 24/7, tras meter una mano en mi bata, saqué unos paños húmedos y una venda.

—No hay alcohol, pero esto servirá.—desinfectando la herida con un palito húmedo, cambié aquel vendaje manchado por uno nuevo. Tras terminar, aún con los ojos en la herida, le murmuré...—. La próxima vez, no deberías correr cuando tú herida aún cicatriza, empeorará. Sin embargo...—tomando el vendaje sucio, tomé su mano y se lo di—..., no creo que seas capaz de pensar, considerando que no eres capaz de medir las consecuencias al merodear a esta hora.
—Soy muy capaz de pensar, no soy yo el que decidió ponerse en medio del camino cuando otra persona estaba corriendo. Gracias.
—¡Tú...!-abruptamente levanté la cabeza y siendo coincidencia o no, la luz de las linternas del patio, lo iluminaron y cualquier palabra se quedó en mi garganta.

"Era él."

¿Por siempre? Más alláDonde viven las historias. Descúbrelo ahora