Fibras sensibles

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"El tiempo parecía haberse detenido tras aquella noche. Todo había perdido cualquier belleza e intriga. Las gotas que se deslizaban por aquella ventana era lo único, meramente interesante, de aquella habitación. El sonido de pasos afuera, eran lejanos para mí y apesar de que Isabella se empeñase, yo no saldría.

"¿Qué hay tan interesante si él ya no existe?"
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Los días se iban al igual que las noches como si nunca hubiesen existido. Las semanas se volvieron una rutina de trabajos, papeleos y pacientes por cuidar; sin embargo, apesar de ser una rutina, había algo que no lo era del todo. Tal vez nunca debí haberlo hecho en primer lugar y sí, quizás debí haber permanecido lejos y quedarme en la línea amarilla, pero apesar de todo eso, la línea había sido cruzada y las noches se habían vuelto lo que, tontamente e incluso, aunque la compañía era huraña, siempre ansiaba.

Miré el calendario frente a mí y suspiré, el hecho de que estuviésemos a julio hacia que el clima empeorará y eso se podía ver por la alta capacidad del abanico.
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Miré al cielo y sonreí. Quizás era tonto, no importaba del todo, sin embargo, viendo aquel mar estrellado, me sentía menos agobiada.

El frío era algo que rodeaba el ambiente con cada brisa del viento, pero, aunque aún helaba, no era tan difícil tolerarlo. El frescor rozó mi mejilla y con él, el sonido de aquellos típicos pasos se escucharon.

—¿Sabes que las estrellas son más bonitas aquí que en Estados Unidos?

Su silueta brilló con la luz de la lámpara de aquel poste y mirando como sostenía una botella de agua, permanecí en su lugar.

Sí, sabía que era inútil hablar o preguntarle cosas porque siempre estaría callado y apesar de que habían pasado dos meses, él seguía de esa forma.

Como si nada hubiese pasado y tal vez era porque él no estaba consciente.

... Si tan solo yo tampoco. Si tan solo yo no recordase aquel beso cada vez que cerraba los ojos o lo veía acercarse cada noche y sentarse en aquella banca con la mirada perdida.

Suspiré y vi aquel aire frío salir de mis labios.

—Parecen un mundo lejano.

Aquella respuesta murmurada por su parte, me tomó por sorpresa y yo, con aquella sorpresa y ansiando unas palabras más de su parte, asentí y dije...

—Es como ver el paraíso desde la tierra.
—¡Ja!

Mis ojos no se habían despegado de su rostro y en el momento en que rió, vi cada expresión marcarse en su rostro.

Caminando y no sabiendo si eso acabaría con el momento o no, decidí arriesgarme y me senté a su lado.

—¿Me pregunto si será cierto?—lo miré y él se limitó a beber de su botella mientras miraba al cielo—. Tal vez sea tonto, pero siempre he pensado que las personas que hemos amado y se han ido de este mundo son una. Miles y miles de estrellas, ¿tú qué...?

Mis palabras se cortaron cuando el se levantó de aquella banca. Sus hombros se encontraban rígidos y sus manos estaban apretados en puños.

Mi pecho se apretó por un momento con miedo por haber roto el único momento esperado por mi. Había sido una bocaza y yo no era esa clase de persona. Tratando de arreglar el asunto, traté de hablar, pero...

—No deberías tener aquellos tontos pensamientos.

Y con eso se fue. Dejándome sin nada más que un vacío por aquel tono quebrante y doloroso bajo sus palabras, como si lo hubiese atrapado con la guardia baja y lo hubiese afectado.

Dejándome sin otra oportunidad para preguntar su nombre y quizás, dejándome sin otra noche más de su compañia.

" ¿Por qué eres tan tonta con él, Jade?"

¿Por siempre? Más alláDonde viven las historias. Descúbrelo ahora