Lo necesitamos

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— ¿Me esperas aquí o vas conmigo? —Me pregunto Eric.

—Enzima que me haces traerte a estas horas, me quieres dejar encerrado en mi auto.

—Ay pero que genio, bájate entonces.

Reí, nos bajamos del auto, fuimos a la dirección, en lo que Eric hablaba con la secretaria, yo observaba el lugar, cosa que nunca me había detenido hacer. —Buenas días. —Escuche una voz tan perfecta que solo podía ser de una persona. Yannel y Karla pasaron por un lado de mí.

—Buenos días. —Dijeron Eric y la secretaria a la misma vez. Yo solo seguí observando el lugar.

—Qué bueno que llegan. Yannel le dije al director que querías hablar con él y te está esperando. Karla aquí están los papeles que me pediste.

Yannel entro a la dirección y Karla se quedó revisando los papeles que la secretaria le había dado, después de unos minutos Yannel salió de la dirección.

—Vámonos. —Me dijo Eric.

Dimos la vuela y caminamos hacia el estacionamiento. — ¿Así te vas siempre al trabajo? —Me pregunto Eric.

—Sí. —Respondí tratando de escuchar bien los tacones de Yannel que indicaba venia atrás de nosotros.

—Pues te vez muy bien eh... ¿Sigues soltero?

—No seas payaso Eric.

—¿Qué...? tú estás soltero y yo también.

—Eres un idiota. (Eric soltó una carcajada).

—Ya sabes como soy, es puro juego. Pero ¿entonces qué?, ¿nos vamos por unas cervezas o qué?

—Ya te dije que no...

—¿Por qué no?, A ti te hace falta salir, divertirte, una cuantas mujeres. Te puedo llevar a un teibol.

—No gracias.

—Por la avenida Marchetec a lado esta uno muy bueno. (Lo mire y levante una ceja).

— ¿Y tú desde cuándo sabes todo eso?

—Desde que una ingrata me dejo de llamar. —Sabía perfectamente a quién se refería.

—Más bien te dejo de dar dinero.

—Tampoco soy un mantenido eh..., los hombres tenemos nuestras necesidades y a ti te urge una.

—Yo no soy el urgido aquí, tú eres el urgido.

—A ver, a ver, (Eric se puso enfrente de mi), —O sea que estas con alguien.

—O sea que no. Yo estoy bien así.

—Ay por favor, si estuviéramos bien así, estaríamos podridos por dentro porque lo necesitamos. (Sonreí por las estupideces que estaba diciendo Eric).

—Eric deja de decir estupideces y entra al auto ya, por favor.

Eric hizo sus ojos en blanco pero subió al auto. Lo deje en su casa, aunque todo el camino siguió insistiendo con lo mismo. Cuando llegue a mi casa, mi madre no estaba pero había dejado comida en la mesa, comí un poco y lo que quedo lo guarde en el refrigerador, después me fui a esperar a Yannel donde siempre la esperaba. Me subí a su camioneta, me puse el cinturón de seguridad y me percaté de que Yannel me observaba mientras mordía su labio inferior. —Te vez muy bien. —Me dijo mientras agarraba el volante para manejar y me sonroje. —¿Así te vas siempre a tu trabajo? —Sabía perfectamente a qué venia esa pregunta y sonreí.

—Eric dice muchas estupideces. —Dije sin borrar la sonrisa, Yannel también sonrió.

—Si no me lo dices no me doy cuenta.

—Me puedes llevar a un lugar donde te pueda decir muchas cosas. (A Yannel se le dibujo una sonrisa).

—Justamente eso es lo que pretendo hacer hoy.

Entramos a su casa, Yannel me miraba con esa mirada que lo decía todo a la vez pero nada a la vez.

—Creo que los 2 estamos urgidos de esto. —Soltó por fin esas palabras.

No lo pensé ningún segundo más, me acerque a ella, su aroma ya comenzaba apoderarse de mí, nos deseábamos y ella tenía toda razón en aquellas palabras, en el primer instante cuando la bese nuestros cuerpo se encendieron como si necesitáramos de esto para sobrevivir. Escuchaba los jadeos de Yannel mientras besaba su cuello, ella me quito la camisa, quise volver a estar cerca de su cuerpo pero me detuvo con su mano tocando mi pecho, observaba mi cuerpo con su reparación agitada y sin quitar su otra mano de su lugar desabrocho mi cinturón, dirigió su mirada poco a poco para mirarme a los ojos, sus ojos solo decían una cosas "deseo". La tome por la cintura para besarla, ella camino hacia un lugar pero no sabía cuál, estaba perdido en sus besos y no era capaz de abrir mis ojos para mirar a donde nos dirigíamos, hasta que se alejó un poco de mi para aventarme contra el sillón, de inmediato se subió arriba de mí, fue ahí donde nos dedicamos a satisfacer nuestra necesidad del uno por el otro.

Yannel se estaba vistiendo pero la detuve. —Espera. Falta ir a tu recamara. —Le dije cerca de su oído, ella sonrió.

—Recoge tu ropa. —Me respondió. La mire quizás un poco confundido pero la obedecí. —Solo pone tu pantalón, te alcanzo en mi recamara. Voy por un vaso con agua.

La mire alejarse, me perdí en su caminata, me encantaba como caminaba, como si pudiera poner a sus pies al mundo tan solo con caminar y tenía que aprovechar que la podía ver sin preocuparme que alguien me viera. Me puse el pantalón y me dirigí a su recamara, observe su recamara quizás era la primera vez que la observaba detenidamente, toda las casa de Yannel era elegante y su recamara no se quedaba atrás. Yannel entro a la recamara, en ese momento me encontraba aparo en casi la mitad de su recamara, ella me miro a los ojos para después dirigir su mirada hacia abajo, volviendo a mirar mi cuerpo de abajo hasta arriba, se fue acercando a mí, paso por una lado mío rozando mi brazo, sonreí, aquí venían sus besos y caricias tan provocadoras que hacían que mi cuerpo se encendiera tan rápido y deseara a Yannel con mucha intensidad, un que sintiera que me quemara por dentro porque Yannel no dejaba tocarla, ni hacer ningún movimiento hasta que ella lo indicara.

Empezó dándome besos húmedos en mi espalda mientras acariciaba mis brazos, después sus manos se colocaron en mi abdomen, seguía besando mi espalda hasta que llego a mi cuello, como siempre apreté mis manos lo más que puede para resistirme, paro por un segundo y se puso enfrente de mí, mordió su labio inferior, se acercó a mi boca y me beso, jugaba con mis labios como siempre lo hacía, hasta que se alejó un poco, se volvió acercar sin quitar la vista de mis labios, sonrió y se dio la vuelta, en ese momento me arrodille, esperando a que Yannel volteara, se acercara y me guiara con su dedo índice para levantarme y hacerla mía. Yannel volteo, se acercó para que besar su abdomen, después me indico con su dedo índice que me levantara, era el momento de demostrarle lo que me hacía sentir, la tome por la cintura y la lleve a la cama.






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Muchas gracias a todos los que leen la historia, van creciendo las lecturas y me da mucho gusto, les agradecería que votaran porque me seria de mucha ayuda y claro no se olviden de dejar su comentario. Nos vemos la próxima semana.

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