Un paso a la vez

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Narra Yannel:

Hoy quería tener un día productivo, así que me levante hacer ejercicio, cuando termine me di un baño y me hice de almorzar, luego de eso aproveche para avanzarle a las actividades que iba poner en la semana de escuela, después de un rato de estar ordenado todo me dio sed, así que baje a la cocina para un vaso con agua y me encontré con la señora que hace el aseo de mi casa. ―Ay señorita, no sabía que estaba en casa. ―Me dijo un poco asustada.

―No te preocupes, has de cuanta que no me viste, solo vine por un vaso con agua. ―Le respondí con una sonrisa, ya que cuando la contrate le dije que solo vinera cuando yo no estuviera en casa y probablemente pensaría que la correría o algo, ya me había pasado una vez, me encontraba con alguien del aseo y ya no regresaban.

― Esta bien, con permiso. ―Dijo caminado para lo que era muy probable seguir haciendo el aseo de la casa. ―Aunque qué bueno que la veo señorita, quería preguntarle ¿Qué hago con la ropa de hombre que tiene en la casa? ―Voltee a ver la rápidamente con el ceño fruncido porque al principio no sabía de lo que estaba hablando, hasta que lo recordé. Alex. (Sonreí).

―Hazle un espacio pequeño en mi cuarto de ropa. ―Respondí volviéndome a enfocar en mi vaso con agua.

―De acuerdo señorita, y otra cosa ¿quiere que lleve yo las bolsas de ropa para los necesitados o las lleva usted? ―Mire mi reloj de mano, aún era temprano y como lo dije quería tener un día productivo hoy.

―Yo las llevo no te preocupes.

―Bien, le dejare las bolsas en su recamara. Ahora sí con permiso, que tenga un excelente día señorita.

―Gracias igual tú.

Termine de organizar lo de la escuela, me fui a entregar las bolsas a la casa donde recibían ese tipo de cosas, como yo acostumbraba a comprar mucha ropa, y no repetir ropa más de cuatro veces, tuve que buscar un lugar para donarla y la señora del aseo se encargaba de juntar esa ropa, ya al regresa ya no estaba la señora, aproveche para ir a mi jardín, revise la mitad para asegurarme que no tuviera plaga, la otra mitad las revisaría mañana. Ya casi al anochecer le llame a mi hermana Lisa.

―Ay... esto sí que es una novedad. El tal Alex te está cambiando por completo hermanita. ―Rodé mis ojos, enserio que no salía de una y entraba a otra, ahora tenía que soportar sus comentarios de burla sobre Alex.

―Por favor no arruines el momento Lisa.

―Bien, bien, ¿cómo estás?

―Dentro de lo que cabe bien, ¿y tú?

―Dentro de lo que cabe tan bien. (Reímos)

―Quiero proponerte algo.

―Ay sí... yo también quiero ir otra vez de antro, me la pase muy bien.

―No Lisa. Eso no se va volver a repetir.

―¿Por qué no?, ¿No te la pásate bien? O ¿A Alex no le gustan los antros?

―Ni Alex ni a mí nos gustan ese tipo de cosas.

―Aw... tal para cual.

―Lisa concéntrate por favor. Quiero que vayamos a la hacienda. ―Termine de decirle y hubo unos segundos de silencio.

―Yannel sabes que no me gusta ir para allá.

―Pero ¿Por qué no?

―No lo sé ¿Te suena papá?

―Si me suena ¿Y?

―Cómo que ¿Y?

―Sí, se supone que la de sin sentimientos soy yo, y ustedes no quieren ir al lugar donde crecimos y recordar a papá.

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