¿Qué hiciste?

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―¿Qué haces con ese mandil? ―Preguntó Yannel observando a la mesa para después mirarme a mí con una ceja levantada.

―Observaba mi obra de arte.

―¿Tu obra de arte? ―Preguntó mirando a todos lados, como si buscara algo.

―¿A quién buscas?

―A la persona responsable que hizo esto. ―Respondió apuntando a la mesa. (Sonreí y me quite el mandil).

―Mi madre me ha educado bien, así que... señorita por favor tome asiento.

Yannel sonrió, me miro de arriba abajo al mismo tiempo que mordía su labio inferior. ―Te mirabas mejor con el mandil. (Reí). Me acerque para mover la silla y que Yannel se sentara, después me senté en frente, ella miraba la comida con de una forma seria. ―Provecho. ―Le dije y volteo a verme para sonreírme.

―Si muero, por favor llama a mi abogado, él tiene mi testamento. (Reí).

―Me estas ofendiendo demasiado.

―De esto va depender el próximo fin de semana, ¿estás seguro que quieres que coma esto?

―Totalmente seguro. ―Respondí con una amplia sonrisa.

Yannel agarro un tenedor y un cuchillo para partir su carne en pedasitos, cuando por fin llevo un pedazo a su boca, primero empezó a masticar lento, hasta que levanto su ceja. ―Tu madre a echo un gran trabajo. ―Dijo por fin y yo sonreí victorioso.

No dijimos mucho mientras comíamos, solo observaba la cara de Yannel al disfrutar la comida y una vez que ambos terminamos intente recoger la mesa pero ella detuvo mi movimiento.

―Vámonos, la señora de la limpieza lo hará. ―Me dijo.

―¿Segura? (Yannel levanto un ceja).

―Es mi casa, ¿cómo por qué no estaría segura?

―Quizás quieras verme lavar platos.

Ella sonrió y me hizo una señal con la cabeza de que nos fuéramos, nos subimos a su camioneta, cuando llegamos al lugar donde me dejaba, nos despedimos, baje de su camioneta y me dirigí a mi casa. Cuando llegue mi padre estaba sentado mirando la televisión, me volteo a ver y me sonrió.

―¿Tendrás tiempo para jugar Fifa con tu padre? (sonreí).

―Listo para ponerte una paliza.

Jugamos por unas dos horas, en realidad hacía tiempo que no tenía días así con mi padre y esas horas las disfrute mucho. ―Me alegra tenerte de hijo. ―Me dijo de repente mi padre. (Lo voltee a ver).

―Y a mí me da gusto tenerlos a ustedes de padres. Se han encargado de tratarme como su verdadero hijo de sangre y eso es muy valioso para mí.

―Alex. (Hizo una pausa). ―siempre serás nuestro hijo, pase lo que pase.

―Voy hacer unas chuletas con verduras para comer. ―Dijo mi madre bajando de las escaleras cuando estaba a punto de responderle a mi padre.

―Si mi vida, me parece una buena idea. Alex ve a traerme una soda a la tienda. ―Me dijo dándome una palmada en la espalda.

De inmediato me levante para ir por la soda. Después una hora la comida estaba lista, nos sentamos a comer, ayude a mi madre a recoger la mesa y lavar los trastes.

―¿Sabes que le pasa a mi padre?

―Seguro está en una de esas etapas de menopausia que dicen ustedes que tenemos los adultos. (Sonreí).

Nuestra Experiencia "Tercer Libro"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora