CAPITULO I: UNA BOTELLA Y ALGO MÁS

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- Princesa Yan Da, princesa Yan Da, por favor habrá la puerta, se está haciendo tarde, debemos entrar a ayudarla a prepararse, por favor se lo rogamos.

- No, no lo haré, no pienso abrirles, nadie va a preparar a nadie. Grito una princesa muy ofuscada.

- Su alteza, sus ciervas se lo rogamos, si su padre el rey se entera nos castigará. Se sintió el sollozar de las sirvientas.

Porque a mi, porque a mi, gritaba muy alterada, yo no quiero casarme.

- Que demonios está pasando, se escuchó un rugido en el pasillo.

Todas las sirvientas se pusieron de rodillas poniendo sus cabezas en el suelo. - Su majestad, por favor contenga su ira, la princesa soló está asustada, rogo una de las sirvientas temblando en el piso.

- ¡¡Asustada dices!!, más susto le debería dar de lo que le puedo hacer a ella y a ustedes sino abre ahora mismo esa puerta.

- Majestad, contenga su ira se lo rogamos, chillaron asustadas las doncellas.

Siempre amenazándome, siempre coaccionándome, siempre empujándome aunque yo no quiera. Las lágrimas se le caían sin poder detenerlas, se levantó lentamente y se dirigió a la puerta, dudando de quitar la barrera que tenía bloqueada la puerta, al sentir un sollozo de una de sus doncellas suspiró absorbiendo la barrera y abriendo la puerta.

- Padre, a que habéis venido, le pregunte haciendo una reverencia, mirándole a los ojos con rabia.

- Oh Yan Da, veo que decidiste salir, que estás haciendo que no te has empezado a arreglar para tu boda, los invitados no tardan en llegar y tu estas con ese rostro. Acerco su mano a mi mejilla tratando de acariciarla, a lo que moví mi rostro lejos de él.

- Padre, por favor te lo ruego por última vez, no me obligues a casarme con alguien a quien no amo. Tomo su brazo apretándolo fuerte.

- Yan Da, hija ya hablamos de esto, tu deber como princesa de nuestra tribu es servir a tu pueblo y a la corona, no voy a pasar por el dolor de perder otro hijo más en una guerra sin sentido.

- Sin sentido, sin sentido, grite alterada. - Fue tu culpa, tu y tu maldita ansia de poder fue quien le declaro la guerra a los tres reinos, pensando que teníamos oportunidad de ganarle a la tribu del hielo, fue tu culpa que mis siete hermanos murieran, que Shou Gang este tan débil que no pueda blandir una espada sin agotarse, que Xin Jue siempre se despierte aterrado pensando que estamos siendo atacados, él no era más que un niño padre a pesar de su apariencia, como lo pudiste enviar a la batalla, aún corro a su habitación cuando escucho su llanto.

- ¡¡Basta!!, dijo soltándose con fuerza de mi agarre. - Lo sé, crees que no lo sé, y me arrepiento, pero ahora no puedo hacer nada, es está boda o la cabeza de tu hermano al amanecer del día de mañana, el rey de Hielo quiere una prueba de que nunca más lo atacaremos y envió un hechizo que acabará con tu hermano el día de mañana si está boda no ocurre, solo la mezcla de tu sangre con la del príncipe al termino del ritual lo romperá, el tenerte a ti en su castillo como princesa consorte será la promesa de que no volveremos a atacarlos, entiéndelo hija mía.

- No, porque tengo que ser yo, no podemos hacer otro convenio, un tratado de paz o algo, padre por favor te lo ruego.

- Yan Da, un convenio de paz, lo máximo que podríamos obtener sería a tu hermano como un rehén político, tú crees que Shou Gang podría resistir un día en el castillo de hielo, será tratado como un enemigo, muchos tratarían de asesinarlo recordando su fuerza en la guerra, el no tendrá protección y tú misma lo acabas de decir, él no puede defenderse ahora, pasarán muchos años antes que su núcleo se recupere por completo, y lejos del castillo del fuego él no tendría oportunidad, en cambio tu serás una princesa consorte, Kasuo no es tan malo él es muy sensible y justo, no te hará ningún daño te honrará, con el tiempo podrías quererlo o hasta amarlo.

FRAGANCIA DE AMBROSIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora