FRAGANCIA DE AMBROSIA

CAPITULO III: UN VELO ROJO

Toda la gente estaba expectante, ya se había dado la orden de que se iba a iniciar la ceremonia, habían hecho su ingreso al salón la comitiva del reino del hielo, no se podía observar al príncipe Kasuo entre ellos, solo se veía a los soldados agrupándose alrededor del trono del fuego, donde estaban parados el rey Hou Yi y el príncipe Shou Gang, esperando la entrada de los novios, al menos eso era la tradición el novio entraba con la nueva corte de la cual sería parte luego de la boda, la novia sería acompañada por la persona que la entregaba en matrimonio, en este caso sería su hermano Xin Jue.

Se anunció la entrada del novio acompañado por los soldados y generales de fuego, dejando a los invitados en estado de shock al ver que quien avanzaba con los soldados no era el príncipe Kasuo, sino el príncipe más pequeño del reino de hielo Ying Kong Shi, se acercaba vestido con un traje plateado con decoraciones en rojo y dorado portando la corona de príncipe de su tribu, al llegar al trono empezaron los cuchicheos por parte de los invitados.

- Vieron, ese no es el príncipe Kasuo, es el hijo de la concubina Lian Ji, Ying Kong Shi.

- No era que el que se iba a casar en la tribu de fuego era el príncipe heredero Kasuo, ¿Por qué no está aquí y en su lugar está el príncipe más joven?

- Quizás el rey del hielo lo pensó mejor, que el príncipe heredero era mucho para una princesa de fuego y en vez de él envió al hijo de la concubina.

Los cuchicheos empezaban a enervar a Shi, quien se sentía que iba a estallar por las tonterías que estaba escuchando, no le importaba que a él le dijeran que no estaba al nivel de su hermano, siempre en el reino de hielo había sido el más menospreciado de los hijos del rey Lin Chao, el pequeño que no se igualaba a sus hermanos, que era hijo de una concubina, que no era querido por sus demás hermanos solo por Kasuo, el niño inútil que no tenía poderes y que no se podía defender soló, ese era él Ying Kong Shi como su nombre lo decía solo era un reflejo de lo que debería ser un verdadero príncipe, pero que hablaran de Yan Da de esa manera disminuyéndola le producía ganas de arremeter contra ellos, por su estupidez.

Los murmullos de pronto se callaron cuando se anunció la entrada de la novia, cuatro doncellas empezaron a avanzar regando flores a su paso se pudo ver entrar al príncipe Xin Jue y de su brazo iba Yan Da, observándola atentamente todo el camino que realizo, su cabeza altiva, su paso firme y delicado, dejo a todos los invitados suspirando cuando los pasaba, al tenerla cerca pudo sentir de nuevo el embriagador aroma que la distinguía, dejándole saboreando con placer su cercanía, Xin Jue la despidió con un beso en su mejilla entregándosela, al tocar sus manos pudo sentir la tibieza y suavidad de su piel acompañada de una sensación de hormigueo placentero recorriéndole desde donde se unían sus manos hasta su pecho donde su corazón latía de nuevo rápidamente, sintiendo el repicar del mismo en sus oídos.

Podía sentir su aroma abotigando su cabeza, despertando su ansia y hambre de querer sentirla más cerca, de hacer ese aroma suyo, de sentirlo rodeando todo su cuerpo y a ella entre sus brazos, sintió de nueva cuenta el cambio de color de sus ojos como demostración del ansía que sentía por la mujer que estaba a su lado, parpadeando para que nadie se diera cuenta, fue interrumpido de sus pensamientos por el rey del fuego el cual ya estaba dirigiendo la ceremonia.

- Seres de todas las tribus de los tres reinos, nos hemos reunido en este día para ser testigos de la unión de dos tribus, la tribu del fuego y la tribu del hielo, por medio del matrimonio de los príncipes Ying Kong Shi hijo del rey Lin Chao, príncipe más joven del hielo y mi hija la princesa Yan Da última princesa del fuego, por medio de esta ceremonia se establece la paz y armonía de nuestros reinos, el rey de acerco a ambos tomándolos de las manos, colocándolas una encima de la otra, diciéndoles - Príncipe Ying Kong Shi, octavo hijo del rey Lin Chao, heredero del reino del hielo tomas a la princesa Yan Da como tu esposa y consorte.

Shi sentía su corazón latir más fuerte, este era el momento ella se convertiría en su esposa, en su princesa.

Tomando valor respondió: - Yo, Ying Kong Shi, la tomo como mi única esposa y princesa consorte.

Todos quedaron sorprendidos por la respuesta del príncipe, nadie se imaginó tal declaración, de tomar a la princesa como su única princesa consorte, todos pensaron que sólo la tomaría como su consorte para algún día casarse con alguna princesa heredera de otro reino y hacerla su princesa consorte, pero no a la princesa de fuego, su padre estará muy disgustado.

Yan Da tembló lo pudo sentir en sus manos, volviéndose más frías, a lo que el suavemente la acaricio haciéndola calmarse.

El rey del fuego asintió, dirigiéndose ahora a la princesa: - Princesa Yan Da, hija de Hou Yi, última descendiente del clan del juego, tomas al príncipe Ying Kong Shi como tu esposo.

Yan Da levanto su mirada a través del velo, pudo ver tenuemente el rostro de la persona que se estaba convirtiendo en su esposo, solo podía sentir su mirada y sentir su mano encima de la suya dándole calor, nunca había tenido miedo, solo cuando supo que sus hermanos no volverían a ella, pero ahora sentía miedo al futuro que la esperaba, en un reino que no conocía, donde sería una extraña, alguien del clan enemigo, una intrusa, como podía hacer esto pensó.

- Mei Mei, escucho a su hermano Shou Gang llamarla, tomando aliento contesto: - Yo, Yan Da última princesa del clan de fuego acepto al príncipe Ying Kong Shi como mi esposo.

El Rey sonrió respondiendo: - Por los dioses que así sea, tomo una daga y una copa de oro con vino llevándola debajo de las manos entrelazadas de ambos príncipes realizando un corte en cada muñeca recogiendo la sangre de los dos en la copa sellando las heridas con su poder.

- Ahora han de beber para unir su destino, el vino en la copa representa a la fertilidad en su matrimonio, el oro de la copa a la riqueza que se les desea, la sangre de ambos simboliza el camino y mismo destino que compartirán a partir de ahora, le ofreció la copa al príncipe el cual la tomo bebiendo lentamente de ella, sintiendo el poder de la unión desatándose, tomó la mano de la princesa colocándosela para que pudiera beber de ella, la princesa tomo la copa y levantando el velo a la altura de sus labios bebió de la copa, al terminar la entrego a una doncella.

El rey del fuego se adelantó y levantando sus manos anunciando: - Señores, aquí tenemos a los recién desposados, saludad por su felicidad. A lo que los invitados y soldados a viva voz gritaron: - Larga vida a los príncipes Ying Kong Shi y Yan Da, príncipes de la tribu de hielo y fuego.

Ambos príncipes salieron despacio del salón tomados de la mano, siendo guiados por las doncellas y soldados a la habitación que compartirían esa noche como recién casados, entrando los dos con las doncellas las cuales se dedicaron a arreglar la habitación para la comodidad de los príncipes, dejando comida y vino para su disfrute, se arrodillaron ante ellos deseándoles felicidad y armonía retirándose de la habitación dejándolos solos.

Yan Da estaba muy nerviosa, sabía lo que venía a continuación, para que la ceremonia se terminara debía entregarse a él, donde perdería su pureza, convirtiéndose en realmente su esposa y al día siguiente la prueba de esto sería entregada a su padre para que sea exhibida ante su consejo.

Estaba aterrada, nunca pensó que se casaría con alguien a quien no amaba, sintió su cuerpo temblar cuando el príncipe se sentó a su lado y se acercó a ella.

- Tranquila, todo está bien le dijo acercándose más a ella, quiso levantar el velo que le cubría el rostro pero él se lo impidió. - Déjame hacerlo a mí, he estado esperando hacerlo desde que te vi entrando al salón de tu padre.

Yan Da sintió su mano levantar lentamente el velo rozando su mejilla, lo que la hizo agachar su cabeza y cerrar los ojos.

- Princesa mírame, le dijo. Ella por inercia volteo su cabeza a un lado, a lo que el príncipe la tomo delicadamente por la barbilla levantando su cara hasta quedar a la par de la suya, sus ojos antes azules ahora eran dorados y no dejaban de mirarla.

- Simplemente más hermosa de lo que podía imaginar, lo oyó susurrar, acercándose a sus labios peligrosamente.