Ver como la sangre corría de manera silenciosa y delicada sobre su piel, hacia que todo estuviera mejor.Solo un poco y todo estaba bien.
Probablemente muchos dirían que estaba mal, que era estúpido, quizás que iba contra todo lo moral. Pero no le importaba.
Necesitaba hacerse daño a sí mismo, antes de que lo hiciera con alguien más. Tomaba tantas pastillas para no caer en los deseos tan oscuros y horribles en los que solía pensar.
Por suerte nadie conocía ese lado tan abrumador de él. Con mucho esfuerzo había creado una máscara fina de dulce con la que todos le conocían. Su asqueroso pasado había sido ocultado de la mejor forma.
Nadie podía siquiera imaginar el monstruo que atormentaba y se apoderaba de aquel cuerpo frágil e inocente que todos conocían.
Pero desafortunadamente, solo uno de entre tantos lo sabía.
Jeno había ido a su casa, intentando sorprenderlo con su presencia, había llevado comida y películas que probablemente no verían. Sin embargo nunca pensó ver en ese estado al amor de su vida.
Un Jaemin derramando sangre por brazos y piernas, y con una cara de satisfacción total al haber consumido grandes cantidades de droga, era lo que estaba frente a él.
Corrió por todos lados buscando un botiquín de primeros auxilios, iba a curarle esas heridas tan feas, aunque sea esas que estaban por fuera.
¿Por qué Jaemin lo hacía? ¿Por qué se hacía daño? ¿Qué lo llevaba a cometer tales actos?
Tuvo que decirle como se sentía, le dijo quién era en realidad. No le quedó de otra más que contarle la verdad, quién era, de dónde venía, sus pasatiempos autodestructivos. Todo.
Pero supo manejar a Jeno, supo cómo que hacer su novio no dijera nada y seguir haciéndolo.
Jaemin era astuto.
Y manejar a las personas se le daba muy bien.
—¿Por qué no quieres que te ayude? —Dijo Jeno con lágrimas en los ojos, desesperado por querer hacer algo.
—Porque allá hay gente mala que me quiere hacer daño, ellos pueden encerrarme ahí por siempre. Saben los problemas que tengo en casa. Podrían aprovecharse de ello, no quiero que me alejen de mi hermano y de mi padre. Son lo único que tengo, Jeno.
—Pero... ¡Mírate! ¡Estás lleno de cicatrices! ¿Qué pensaría Renjun de esto? —Dijo tomando las manos de Jaemin. El menor estaba enojado, no le gustaba que metiera a Renjun en ello.
—Él no tiene que enterarse de esto, sabe lo suficiente y ya. No necesita lidiar con mis problemas, mucho tiene con los suyos. Así que, por favor, no hagas algo que empeore todo.
—Pero, Jaemin. ¡No puedes estar así! ¡Te estás lastimando! —Pegó con fuerza en la cama haciendo un pequeño berrinche.
—Haré lo que pueda para estar mejor, ¿Si?, tú no dirás nada, todo se pondrá bien, cuando salga de la depresión yo encontraré mi destino, iré a una buena universidad y nos casaremos.
—Jaemin...
—Dije que todo irá bien —Una mirada más que penetrante atacó a Jeno, quién se limitó a asentir con la cabeza. Tenía miedo de que aquellos ojos que nunca tenían sentimiento alguno le fueran a absorber por completo. Tenía miedo de que esos ojos no reflejarán remordimiento el día en que Jaemin le hiciera algo...
Jaemin era astuto. Porque no había nada dentro de él, pero siempre ante todos fingía sentir algo.
Jeno estaba seguro de que Jaemin no sentía amor por él, pero aún así, estaba agradecido de tenerlo, de que al menos por momentos le intentara mostrar aquello.
Triste, astuto y cierto.

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Feels
FanfictionNa Jaemin era un chico que ante los ojos de todos parecía tenerlo todo de manera tan proporcional que daba envidia. Muchos querían tener y saber el porqué de aquella amplia sonrisa que tenía casi todo el tiempo. Pero nada es lo que parece. No pued...