Hurts.

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—¡¿Qué hicieron qué?! —Jisung miró con los ojos abiertos como platos a Jaemin. Estaba atónito ante la declaración del mayor.

—Nos besamos —Dijo con un tono desinteresado.

—¿Huang Renjun y Na Jaemin se besaron al fin? —Jisung le tomó de los hombros mientras sonreía de oreja a oreja. Jaemin sonrió de igual forma, pero a comparación de Jisung, no estaba para nada bien.

—Sí.

—¡Dios mío! ¡Esperé tanto por esto y no pude verlo! ¡Ahhhhh! ¡Dame todos los detalles! —El menor estaba muy interesado en todo y quería toda la información posible.

—Pues, le dí su regalo, nos miramos a los ojos, nos acercamos lentamente y nuestros labios se unieron por primera y única vez.

—No, esto puede dar pauta a que suceda algo más, Jaemin. No seas pesimista. ¿Qué tal si hoy mismo te llama diciéndote cariño?

—Ya me dice así —Los ojos de Jaemin se pusieron en blanco. Renjun le solía decir apodos dulces todos los días.

—Pero ahora será diferente porque pues, de seguro él también siente algo por ti.

—Eso no me quedó claro cuando ví llegar a Mark y Renjun corrió a sus brazos... Tan mío, y tan suyo...















Lo siento... Yo...

Shh. No pidas perdón, fui yo. Per-

Perdón -Jaemin interrumpió a Renjun y se levantó de la cama. Quería llorar, sabía que aquel beso nunca volvería a suceder una vez más. Que esos labios nunca serían suyos, porque en teoría, ya eran de alguien más.

Su interior volvía a sentirse vacío, sin nada que lo hiciera mejorar.

Sabes muy bien que vine por pastel, quiero mi pastel, ya.

Renjun sonrió tranquilo, confiando en la falsa tranquilidad y desinterés de Jaemin—Anda, vamos.

Ambos bajaron de nuevo a donde estaban todos. Hablaron de lo que habían hecho en la mañana, comieron las hamburguesas que la señora Huang había preparado y todo parecía ir bien.

Jaemin aparentaba estar completamente bien.

En realidad estaba roto.

Pero ese chico, ese jodido chico llegó. Con su mirada tan coqueta y esa sonrisa confiada. Lo odiaba.

Mark tenía todo lo que el podría desear.

Una linda familia; reconocimiento académico; un ex-novio fenomenal (Que él le había quitado sin querer); una posición económica bastante buena; y por último pero no menos importante. El amor de Huang Renjun.

Le dolía tanto.

Renjun dejó su silla vacía y corrió hasta Mark, recibiendo una caja un tanto pequeña pero elegante como regalo. El mayor le pidió a Renjun abrirlo.

Aquello era... Ash.

Le estaba regalando un brazalete de pareja.

Renjun lo abrazó con todas sus fuerzas, le dijo que lo quería muchísimo. Dolía más que las navajas atravesando su piel. Entonces Mark le pidió enfrente de todos los invitados ser su novio.

La respuesta dejó a Jaemin hecho trizas.

¿Qué había significado aquel beso?

¿Nada?

Corrió lo más pronto que pudo al baño de la planta de arriba. Cuando pudo llegar, cerró la puerta antes de dejarse caer de rodillas frente al retrete, vomitando todo lo que había comido minutos antes, y en la mañana, y lo del día anterior, y sus primeros sentimientos duraderos.

Lloró todo lo que había acumulado durante los meses pasados. Lloro hasta quedar seco. En todo ese rato, Renjun nunca se molestó en buscarlo.

Cuando se sintió recuperado, se limpió la cara, se arregló la ropa y salió de ahí. Decidido a olvidar a Renjun de manera sentimental.

¿Dónde estabas Jaemin? —El mayor sonrió mientras era abrazado por su ahora novio.

Por ahí.

Tú siempre siendo tan bobo, bebé.

Ya, me conoces bastante bien, cosita.














—Jaemin...

—Yo... No lo entiendo... —Su voz se desgarró por completo mientras Jisung le prestaba sus brazos para llorar.

—Tranquilo, todo estará bien, mira, aquí hay un poco de droga. ¿Nos vamos de aquí por un rato?

Un suspiro largo fue lo único que se escuchó.

—Sí —Respondió.

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