Strength.

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—No los esperaba, pero me da gusto verlos andar aquí de nuevo.

Aquel día Jaemin había decidido ir a visitar a Winwin y a Yuta en compañía de Jeno, esperando que su mejor amigo estuviera ahí. El muy bastardo no lo esperaba al salir de clases por irse con su novio. ¡Había prometido ir la semana pasada a jugar xbox todas las tardes! Pero no, ni sus luces, salía corriendo y Jaemin no podía seguirle el paso.

Sin embargo no, no estaba ahí tampoco, quería darle su tiempo porque sabía que debía de disfrutar de su primer noviazgo pero, ¡Joder! Ni los mensajes le contestaba ahora. Además de que Sicheng quería a Renjun y él como si fueran sus hijos, los alimentaba y cuidaba a capa y espada.

—Ya extrañaba verlos y que me dieran pay de limón —Dijo Jaemin mintiendo, bueno en parte era verdad, Winwin hacia un pay exquisito, era el postre favorito de Jaemin sin duda alguna.

—¿Qué tal la escuela, pequeñitos? —Winwin tenía una manía de decirles "pequeñito" a todo el mundo, a excepción de Yuta, claro, a él de seguro le decía de otras formas un tanto... Digamos diferentes.

—¡Un desastre! Las tareas son espantosamente largas, no sé porque los profesores piden tanto, ¿Qué no se dan cuenta de que también llevamos más materias? —Su novio lloró falsamente y dejó caer su cara contra la mesa. Jeno era un alumno de un promedio bastante bueno, y siempre cumplía con todo. Era parte de los mejores alumnos de su escuela. No por nada a Jaemin le encantaba.

—¿Y tú, Nana?

—No sé qué hacer con mi futuro. Eso en pocas palabras —Dijo soltando un soplido, era hora de elegir de una buena vez una carrera y universidad, pero él aún no sabía que hacer. El examen estaba próximo a llevarse a cabo y Jaemin solo tenía en mente mil maneras de suicidarse diferentes.

—Tranquilos, aveces las cosas que son para ustedes están escondidas, y deben de buscarlas, encontrarlas y aferrarse a ellas —Una sonrisa melancólica inundó el rostro de Sicheng, se veía emocionado, triste, feliz, todo al mismo tiempo.

—¿Cómo conociste a Yuta?

—Jeno... —Jaemin le dió un codazo indicándole que era de mala educación que cambiara de tema de esa forma tan repentina. Jeno solo le guiñó un ojo.

—No, está bien, les contaré. Lo conocí en la academia de artes de Beijing —Los ojos de Sicheng brillaron de una manera que ninguno de los dos había visto antes. Eso hizo ver al chino mucho más bonito de lo que ya era.

—¿Beijing? —Dijeron a unísono la pareja.

—Sip. Ambos tomábamos clases de baile y piano en el mismo salón, así lo conocí. Él quería ser cantante y yo quería bailar por todo el mundo... Ah, que tiempos.

—Pero... Él ahora trabaja de administrador, y tú... ¿Qué pasó? ¿Por qué no siguieron con ello? —Jeno mostraba tristeza en su voz, muy pocas veces lo había escuchado así.

—Oh, eso... Tuve un accidente automovilístico cuando regresaba de un viaje familiar. ¿Ven esto? —Señaló sus muslos con el dedo—. Aquí adentro hay una que otra barra de metal, y muchos tornillos. Por dentro soy un robot —Jaemin no entendía como podía existir una risita saliendo de la boca de Sicheng. Ojalá él tuviera esa fortaleza—. En cuanto a Yuta... Sus padres al enterarse que era homosexual lo hicieron salirse de la escuela de artes, además de que dejaron de apoyarle económicamente, así que ambos estábamos un poco jodidos, pero mis padres no apoyaron, él encontró una beca de estudios para extranjeros en la rama de administración y yo encontré un fisioterapeuta muy bueno aquí en Corea, por ello terminamos aquí.

—Te recuperaste bastante rápido, Winwinnie...

—Yuta me daba la fuerza suficiente para seguir, era lo único que me mantenía con vida. Quería casarme con ese hombre, tener hijos y una bonita casa con él. Quería vivir por él.

Aquello hizo despertar algo dentro del cuerpo de Jaemin. ¿De verdad el amor hacia que dos personas pudieran seguir adelante?

Su tristeza disminuía cada que Jeno estaba con él, le ayudaba mucho a no pensar en las cosas malas, pero una vez que se iba, todo volvía a ser igual. Sus ganas de consumir somníferos o ingerir LSD o cualquier otra droga mientras se autolesionaba se hacían presentes una vez que volvía a estar solo en su pequeño mundo.

¿Es que acaso el amor verdadero te hace superar obstáculos por ti sólo?

Al parecer sí. Dong Sicheng era prueba de ello. Un chico que de la noche a la mañana había amanecido en la camilla de un hospital, con las piernas echas mierda y los sueños destruidos, lo había logrado. Su novio era la causa de sus ganas de vivir. De dejar todo atrás y salir adelante. Winwin tenía algo que Jaemin siempre quiso tener. Un amor así de fuerte que fuera correspondido. Que te hiciera saltar del abismo donde estabas y sonreír de esa forma.

—¿No extrañas el bailar? —Preguntó Jaemin con los ojos vidriosos.

—Jaeminnie, estoy seguro de que extrañaría más a Yuta si me hubiera ido...




Entonces el cuerpo del menor tembló, sin dudarlo fue hasta Winwin y lo abrazó con mucha fuerza, como nunca había abrazado a nadie. El chino le había dicho algo que le había tocado más que el corazón, su alma, su todo. Admiraba a Dong Sicheng por completo.

—¿Se quedan a cenar?, Yuta llega en una hora y tengo pay.

—¡Sí!

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