Ahí estaba Renjun, con su sonrisa radiante, con los ojos puestos en el pizarrón, y un Jaemin contemplando aquel bello paisaje que le brindaba el mayor.
—¿Qué tanto me ves? ¿Te gusto? —Dijo susurrando con una mirada traviesa y un tono de ironía tan grande que Jaemin se rió.
—No.
—¿No? —Renjun parecía ofendido.
—No, no me gustas. Me encantas —Dijo el menor mandándole un besito con la mano desde su lugar. Jaemin solía decir verdades de vez en cuando pero siempre parecían mentiras.
—Idiota, me encantas —Renjun le aventó una bolita de papel.
Ellos eran tan dulces y a la vez tan tontos.
Cuando Renjun conoció a Jaemin, sintió una necesidad tremenda de contarle todo sobre él, cada día transcurrido en su vida, cada mínima cosa, cada extraño gusto, hasta lo que le hacía llorar. Renjun quiso decirle todo sobre él a Jaemin. Y Jaemin quiso escucharle todo el tiempo.
Para Renjun Jaemin era su mejor amigo, su alma gemela. Alguien que le comprendía a la perfección de cabo a rabo. Era como un ángel para él, uno que le regalaba los mejores momentos de su vida al igual que las más terribles carcajadas. Haber conocido al menor era lo mejor que le había pasado.
—¿Tienes la tarde libre? —Preguntó Renjun mientras buscaba en su mochila su pequeña cartera roja.
—¿Yo? Oh, no lo sé, ¿No vas a salir con tu novio? —Dijo en tono exagerado Jaemin, recibiendo una mirada poco amigable de parte de Renjun—. Sí, estoy libre, Renjunnie.
—Vayamos por un helado, hace un par de semanas que no salimos, ya te empiezo a echar de menos —Dijo un poco avergonzado pero siendo sincero, extrañaba pasar sus tardes con Jaemin, aunque estar con Mark era una bendición, y algo que adoraba de igual forma.
—Entoces vayamos.
Renjun... ¿Como describiría Renjun a Jaemin? Pues, sutil, inteligente, valiente, triste, mentiroso, y sobre todo, frágil. Sabía perfectamente que algo pasaba con su mejor amigo. Pero siempre que intentaba que hablara sobre ello, el menor sabía perfectamente como cambiar de tema, como evadir toda pregunta para no dar una respuesta. Renjun se sentía mal, porque no podía hacer mucho. Pero también sabía que aquella cosa le estaba afectando mucho. Renjun simplemente se deshizo de todos los pensamientos, con ayuda de un psiquiatra y de mimos por todas partes, mientras que Jaemin... Jaemin había cargado con todo él solo.
Haber asesinado a un hombre, que después se supo, no era una mala persona. Las fotos que Jaemin vió eran parte de la casa, del antiguo dueño —Quien había cometido muchos crímenes pero había sido detenido—, y que había suficiente evidencia de que Lee Taeyong nunca cometió ninguna de esas masacres contra niños. El caso de ellos fue especial, Taeyong se encontraba medicado, con altas dosis de droga en el cuerpo, causa de malas noches de estrés y de necesidad de liberación.
Solo que Jaemin no sabía, y las cosas a su alcance le hicieron saber que Taeyong iba a matar a Renjun. Sin embargo, éste solo actuó por estar bajo estupefacientes.
Jaemin actuó por miedo, por instinto.
Después de ello, la madre de Jaemin se fue de casa, diciendo que no viviría con un asesino, dejando a su esposo, un niño de dos años y un pequeño Jaemin necesitado de cariño.
Entonces, la vida, al igual que el estado anímico de Jaemin empezó a decaer.
Renjun solo evitaba abrir esa herida, que de por sí, siempre estuvo abierta.
Cuándo salieron de clases ambos se miraron fijamente, ambos se dieron esa mirada cómplice cargada de emociones y sentimientos. Ambos tenían sacos de tristeza en sus espaldas, pero también, cada que estaban juntos, olvidaban todo ello. Entonces solo existían ambos en el universo. No había más ni menos.
Como una rosa inmaculada, con espinas en su tallo, protegiéndole del peligro de su alrededor, con belleza pura, así, así eran los dos, complementándose.
—¿Me haría el honor de bailar conmigo está pieza? —Dijo Jaemin inclinándose y extendiendo la palma de su mano, esperando una respuesta.
—Claro que sí, amable caballero —Renjun tomo la mano del menor y ambos comenzaron a bailar delicadamente aquel vals.
Renjun puso en la boca de Jaemin la rosa de plástico que tenía en su pantalón, haciéndolo verse sumamente hermoso.
—¿Te gusta alguien Jaemin? —Dijo con una sonrisa en los labios.
—Sí. Siempre me ha gustado alguien.
—¿Quién? ¿Quién es el afortunado de tener tu admiración y cariño? —Dijo mientras recargaba su cabeza en el pecho de Nana.
—Algún día lo sabrás —Dijo dejando un besito en su cabeza.
—¿Es acaso ese amigo tuyo del curso de matemáticas? No me sorprendería, es muy atractivo.
—No, Renjun. No me gusta Jeno.
—¿Entonces? —Renjun alzó la vista y miró a Jaemin, sintiendo una extraña opresión en el pecho.
—Me gustas tú.
Renjun le pegó en el pecho, y se echó a reír, ambos rieron, eso era imposible. Eran almas gemelas, eran mejores amigos. ¿Cómo iban a estar juntos? Pfffff. No, gracias.
Cuándo llegaron a la heladería estaban indecisos, si por ellos fuera, pedirían un helado de cada sabor, pero eso les haría daño, por lo que ambos pidieron un helado de fresa.
—Odio el olor a fresa artificial. Es asqueroso.
—Odias muchas cosas, Jaemin, ¿No crees? —Renjun pasó su lengua por la bola de helado y sintió como el frío le recorría hasta la cabeza.
—Tal vez. También odio no ser perfecto, como Renjun —Jaemin recibió un golpe en el hombro por parte de su mejor amigo antes de sentir como dejaba un besito en su mejilla, provocando que sus mejillas se pusieran de un tono levemente rojizo. Se había sentido cálido y al mismo tiempo frío por el helado que había en los labios del otro. Hacía mucho que Renjun no le daba besos en la mejilla, específicamente desde el día que se habían besado. Antes solía hacerlo muy constantemente, diciendo "Lo hago porque tus mejillas son suaves y te amo". Pero tener al Renjun que le golpeaba un momento y segundos después le daba cariño, le ponía muy feliz de alguna forma.
—¿Cuánto sacaste en Química, Jaemin? —Preguntó limpiando el helado que había dejado en la mejilla de su amigo.
—Saqué ocho, ¿Increíble, no es así? —Dijo sonriente, mientras comía de su helado.
—Eso merece un premio —Termino de hacer su trabajo y miro a los lados, como buscando que no hubiera algo... ¿Malo?
—¿Me vas a regalar un videojuego? —Dijo emocionado.
—No, imbécil —Entonces Renjun lo beso.
Frío y cálido, malo y frágil.
¿Y Mark?...

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Feels
Fiksi PenggemarNa Jaemin era un chico que ante los ojos de todos parecía tenerlo todo de manera tan proporcional que daba envidia. Muchos querían tener y saber el porqué de aquella amplia sonrisa que tenía casi todo el tiempo. Pero nada es lo que parece. No pued...