Capítulo 33

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Aquellos momentos eran los que deseaba que permanecieran por siempre en mi vida; German con mis hermanos jugando y divirtiéndose muy felices.

Los observaba mientras mi cuerpo estaba apoyado sobre el umbral de la puerta, German sonreía y jugaba cual niño con sus juguetes nuevos, al percatarse de mí se levantó del suelo, me envolvió entre sus brazos y juntó nuestros labios en un corto beso.

—Germán nos ha regalado sus juguetes. —dijo Alan levantándose del suelo.

—Sí, —afirmó Germán—ya no los ocupaba hace mucho tiempo y están cómo nuevos. Sé que ellos les darán un buen uso.

Besé su mejilla y le susurré un gracias.

—Ya que ustedes están de nuevo juntos... ¿Podemos volver a vivir contigo German?

—Alan —dije su nombre regañandolo.

—Lo siento, yo solo pensaba que...

—Yo estaría muy a gusto, me encantaría que volvieran.

—No gracias German.

Fui con Natasha y jugué con ella a las muñecas evitando ese tema de conversación.

Poco después de merendar llevé a mis hermanos a su habitación y ellos se durmieron a penas estuvieron en la cama. Sonreí y besé la cabeza de cada uno y volví a la sala, German estaba sentado en uno de los sofá, me hizo una seña para que me acercara a él y lo hice.

—Siento que estas extraña ¿Ocurre algo?

—No es nada, German.

—Ven.

Estiró sus brazos y me acomodó sobre sus piernas de lado, sosteniendo mi espalda con su brazo, yo enrollé mis manos en su cuello como koala en un árbol y cerrando mis ojos mantuve mi cabeza junto a su pecho.

Acercó su rostro al mío y chocó nuestras narices en un movimiento suave manteniendo una sonrisa en sus labios.

—Es sobre lo que dijo Alan.—guardé silencio por unos segundos esperando a que dijera algo pero sólo asintió con su cabeza para que continúe — Recordé cuando vivíamos juntos, las veces que nos quedábamos hasta tarde viendo películas, los dos abrazados, durmiendo juntos a pesar de las veces que te dije que volvieras a tu recámara. —una sonrisa se escapó de sus labios — Todo las cosas lindas que pasaron llegaron a mi mente pero... —suspiré—  no, nada. Olvidalo por favor.

—Recordaste cuando te fuiste —continuó él— Recordaste lo mal que me comporté, todas mis palabras, que te eché de mi casa sin importar nada, sin saber donde irías, sí volverías a casa de tu tía o si dormirías debajo de un puente. —acaricié su mejilla, en su rostro había una gran tristeza y sabía que le había dolido más a él que a mí.

—Soy una tonta en recordar el pasado, eso ya no importa German. Ahora estamos juntos, nada tiene que importarlos. —besé su mejilla seguido de sus labios — Gracias por estar aquí, conmigo. Te amo Germán.

Y cuando nos besamos con mayor intensidad de la que estábamos acostumbrados la puerta se abrió obligándonos a separar nuestras bocas.

Mi tía al vernos sonrió, estaba segura que ella estaba más feliz que nosotros por nuestra reconciliación.

—Lo siento, no quería interrumpir. Me voy —ella nos guiñó el ojo y se metió en su habitación.

Tan sólo sonreí y volvió a besarme.

**

Días después

Juntó sus labios con los mios atrayendo mi cuerpo y sus manos se deslizaron por mi cintura.

Del odio al amor (German Garmendia Y Tú) [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora