11ー; Tiempo compartido.

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—Yui, ¿Te sientes bien? —le consultó Alan al ver que mientras caminaban por los pasillos se tambaleaba un poco.

—Si, solo estoy un poco mareada —dijo restándole importancia mientras metía las manos en los bolsillos de su pantalón.

Se sintió observada, por lo que volteó la cabeza cuando justo una puerta se cerraba.

—¿Estás segura? no es la primera vez que te veo así—habló preocupado—. ¿Lo sabe Adam?

—... Sabe que tengo un estado delicado.

Alan negó con la cabeza.

Deberías decirle.

—Solo será para preocuparlo...

El castaño sonrió. Pobre chico, seguro ya estaba preocupado y más por no estar al tanto de su salud.

Deberías aunque sea ir al doctor —dijo frunciendo los labios—. No tendría problema de llevarte a rastras.

No, está bien, tengo consulta la semana que viene —respondió divertida.

—¿Tienes quien te acompañe?

No sé, creo que ese día Adam tiene un exámen, pero sé que el terco faltará con tal de acompañarme.

—Oh~ si quieres te acompaño yo, no tengo ningún problema incluso si tengo que faltar —se ofreció rápidamente.

Gracias, lo tendré en cuenta —agradeció con una sonrisa.

La campana que indicaba el final de su receso sonó y ambos jóvenes ingresaron al aula para sentarse en sus asientos. La clase de economía había comenzado y para sorpresa de Yui una cabellera rubia se asomó por la puerta.

Necesitaría a la alumna Komori Yui —dijo con pereza buscándola con la mirada.

Claro, señor consejero —aprobó el profesor luego miró a la blonda y está confundida se despidió por lo bajo de Alan.

Salió del salón bajo la mirada curiosa de sus compañeros, al encontrarse frente al mayor del clan Sakamaki el mismo cerró la puerta. Vestía una camisa blanca con unos pantalones formales de color beige: parecía que se había metido mucho en su "personaje".

—C-Cuanto tiempo, Shu-san —saludó incómoda.

El joven no dijo nada y simplemente comenzó a caminar hasta llegar a las escaleras que conducían al primer piso. Yui lo siguió a una distancia considerable y se detuvo cuando él lo hizo para quejarse.

—Agh, estas malditas escaleras —bufó con pereza mientras comenzaba a subirlas—. Se llenan demasiado la boca los directivos con eso de “buscamos la comodidad del personal y los alumnos”... pero no ponen un maldito ascensor.

Yui rió por lo bajo, se esperaba un comentario así de su parte.

Siguiéndolo a una distancia de dos escalones comenzó a sentir como todo a su alrededor giraba. Intentó agarrarse de la baranda, pero no lo alcanzó. Por suerte antes de que se callera para atrás Shū pudo agarrar su mano.

¡No nos dejarás por él! 「Yui Komori」#DRE2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora