17-; No hay peor enemigo que el olvido

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—Quiero salir, pero tampoco tengo a donde ir... —dijo para si misma.

Ya se encontraba bastante mejor aunque seguía un poco afiebrada. Los hermanos habían actuado un poco extraños con ella, bebían su sangre mucho más a menudo, parecían buscar lograr algo. Un poco de tranquilidad comenzaba a abordarla junto al vacío que le carcomia el alma. Poco a poco su cuerpo parecía obviar lo que sea que la estuviera persiguiendo, tal vez haya sido producto de encontrarse en el Makai.

Miró hacia su costado notando la caja de bombones que le había traído Laito. De momento le había dicho que no le pediría su sangre a cambio ya que aseguran que no tendría un buen sabor; es decir: lo típico, algo por algo.

«Que no te engañen, estás así por su culpa.»

Habló dentro de su cabeza esa voz que sentía que la acompañaba hace un tiempo, sin poder especificar exactamente desde hace cuánto.

—Ellos no tienen la culpa de mí Meningitis...

«Por supuesto que la tienen. Todo comenzó aquel día. Los humanos no deben relacionarse con elementos del Makai. —Oyó  una leve risa sarcástica—. Es curioso, ellos solos se condenaron. No lo habrías conocido de no haber sido por eso.»

—¿Conocer? ¿A quién? Hace más de un año no me relaciono con nadie nuevo.

«Tu corazón sabe que no es cierto, pero no puedo ayudarte, ya es algo que ni tú ni yo podamos controlar. El rumbo vayan a tomar las cosas irán por parte suya.»

Algo se agitó dentro de ella, sus emociones eran como una montaña rusa que alguien había detenido en mitad del trayecto en picada.

Algo se agitó dentro de ella, sus emociones eran como una montaña rusa que alguien había detenido en mitad del trayecto en picada

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—Subaru-kun, hace mucho tiempo no te veía —lo saludó al verlo aparecer a la habitación.

Podría jurar que una mueca de alivio pasó por un instante por las fracciones del menor del Clan. La observó de arriba a abajo con un poco de pena.

—No te ves bien. Vamos, te ayudaré a salir de aquí —dijo acercándose a la cama donde se encontraba extendiéndole una mano.

Yui lo miró desconcertada, ¿Por qué le estaba ofreciendo eso tan abiertamente?

—¿A qué te refieres? ¿Por qué me iría? No tengo a donde ir, menos en el Makai.

Subaru frunció el ceño.

—Te está esperando el humano. Vamos, hace mucho no sabe de ti. —La rubia permaneció en silencio unos segundos—. Te estoy hablando de Adam.

Observó la reacción instantánea de Yui mezclada entre confusión y tristeza. No parecía estar fingiendo su desconcierto. Entonces eso significaba...

—Que bajo que cayeron esos malditos... No repliques y ven conmigo.

No iba a esperar a que ella se dignara a recordarlo, tampoco esperaría a ser descubierto por sus hermanos. No le había costado encontrarla, al llegar sus hermanos al  castillo de su padre fue notificado por uno de sus familiares.

Tenía que hacer que lo vea, tal vez aún había tiempo. Respiró hondo. Solo estaba devolviéndole el favor de haber sido tan bueno con él.

Ella no se merecía su situación.

Ella no se merecía su situación

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De: Sakamaki Subaru.
Recibido 15:30pm

La encontré. Ven con la cabeza abierta al café que está a unas cuadras de dónde estudias. Está conmigo.

Ese mensaje fue suficiente para que Adam dejara sin dudar el seminario en el que se encontraba sobre Fisiología y prácticamente corriera para salir de la institución. Una semana habían pasado desde que se había reunido con el menor de los Sakamaki. No esperaba que la encontrara tan rápido por la poca información que había dicho poseer.

Fue al estacionamiento y rápidamente se colocó su casco para subirse en la motocicleta. Paró un momento y respiró hondo. Estaba agitado y emocionado, aunque un poco preocupado por lo que le pudiera llegar a decir.

No le tomó más de 5 minutos llegar a donde le había dicho que estuviera, el tráfico había estado facilitándole totalmente el viaje.  Estacionó en la calle y con prisa se sacó el casco y entró al café que ya conocía desde hacia tiempo. No le costó encontrar con la vista a Yui que se encontraba de espaldas a él hablando con Subaru.

Al él notarlo se levantó mientras Adam se acercaba. Yui se volteó confundida haciendo contacto visual con él. Sonrió instantáneamente al verla, Amelia tenía razón, estaba mucho más pálida y delgada de la última vez que la había visto, pero eso solo le daba más ganas de tomarla en brazos y no dejarla ir. No pudo descifrar su reacción, parecía totalmente shockeada y desorientada. Ella se levantó copiando la acción del albino, y antes de que alguien pudiera decir algo la abrazó firmemente pasando una mano por su cintura.

Le parecía un sueño el poder sentirla de nuevo, creyó que realmente la había perdido.

—No sabes lo que me alegra volver a verte —dijo acariciándole el cabello—. ¿Estás bien? Pareces seguir teniendo temperatura y estás más delgada. No haz estado comiendo bien.

Yui permaneció estática sin mover un músculo. Su corazón le decía que lo que más deseaba era corresponder el abrazo, pero su cabeza no lograba comprender quien era la persona que tenía en frente. Reaccionó por inercia alejandolo. Estaba abrazándolo frente a uno de los hermanos Sakamaki y seguramente sería castigada por ello.

Adam extrañado por su silencio y su intención de alejarse de él no la detuvo. Hizo contacto con esos ojos rosas que tanto le gustaban mientras sonreía y esperaba a que dijera algo. La veía intentar articular una palabra, como si no lograra poder decir lo que quería. Algo en sus ojos le decía que le alegraba verlo, pero sus palabras la contradijeron.

—¿P-Perdona? Creo que me estás confundiendo con otra persona.

Poco a poco la sonrisa del contrario comenzó a desaparecer.

—¿Qué? —dijo con un hilo de voz mientras sus manos comenzaron a descender por los brazos de ella en dirección a las suyas hasta tomarlas.

—Estoy casi segura que es la primera vez que nos vemos. Perdón, pero tu cara no me suena ¿Quién eres?

Crash.

Había roto su corazón en mil pedazos.

🥀Alyss

¡No nos dejarás por él! 「Yui Komori」#DRE2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora