TU NOMBRE (君の名は) | Adaptación literaria

NARRADOR

Y después, la débil luz del atardecer dio paso a sombras con matices que iban desde el azul más frío hasta el amarillo más cálido. El mundo se comenzaba a desdibujar.

—Es el crepúsculo; kataware-doki —dijeron ambos al mismo tiempo.

Y entonces pudieron verse, el uno frente al otro. Cada quien donde pertenecía. Taki había vuelto a ser Taki, y Mitsuha era Mitsuha.

—Mitsuha —dijo Taki.

—Taki-kun.

Mitsuha se acercó a él, caminaba como con miedo. Lo tomó del suéter.

—Taki-kun... —su vista se tornó borrosa, mojada—. Estás aquí.

—Vine a verte —fue la respuesta del chico, con una sonrisa—. No fue fácil, pues vives muy lejos.

—Pero, ¿cómo puede ser? Yo en este momento debería estar...

—Bebí tu kuchikamisake —explicó Taki.

—Eso... —dijo la chica, apuntando al listón rojo en la muñeca de Taki.

—Ah, esto. Cierto —respondió, desatándose el listón—. ¿Por qué fuiste a verme antes de que te conociera? ¿Cómo te iba a reconocer? —puso el listón en las manos de la chica—. Ten. Lo guardé durante estos tres años. Esta vez guárdalo tú —le sonrió.

—Claro —dijo Mitsuha y lo puso alrededor de su peinado, como una diadema. Lo ató con un nudo en forma de listón—. ¿Cómo me veo?

—No te ves mal.

—¡Estas mintiendo!

—Lo siento...

—Idiota...

Los dos comenzaron a reír.

—Mitsuha, hay un par de cosas que debes saber. Escucha...

—¡Ahí viene...!

El cometa Tiamat se veía en el cielo.

—Descuida —la tranquilizó Taki—. Aún hay tiempo.

—Lo intentaré.

—El kataware-doki casi se...

—Acaba —terminó la frase Taki. Se volvió con la chica y añadió:—. Oye, para que no nos olvidemos de esto cuando despertemos, hay que escribir nuestros nombres en la mano del otro. Ten.

Le dio un marcador después de haber escrito sobre la mano de ella. Mitsuha asintió y lo tomó.

Mientras la chica recién iniciaba el primer trazo para la radical «mi» en hiragana, desapareció de delante de Taki. El marcador cayó al suelo con un golpe seco.

El kataware-dokise había terminado.