NARRADOR - TAKI

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En el cuarto del hotel, sentado frente a una mesilla, Taki volvió a revisar las entradas de su diario en su teléfono. Ni rastro de lo que aquella chica había escrito.

Todo fue un simple sueño, se decía Taki. Reconocí el lugar porque recuerdo todas esas noticias de hace tres años. Si no es eso... ¿un fantasma? No, estaba... ¿fantaseando?

El chico se irguió y volteó al techo.

Su nombre. ¿Cuál era su nombre? El nombre de ella...

Okudera llamó a la puerta. Abrió.

—Tsukasa fue a tomar un baño.

—Eh..., senpai. Yo... he estado diciendo un montón de cosas extrañas. Perdón por lo que ha soportado hoy.

Okudera hizo un gesto restándole importancia al asunto.

Más tarde, Okudera se quedó con Taki sentada frente a él en la mesilla. Hojeaba una revista.

—Mira, cuerdas trenzadas, qué lindo —comentó—. Taki, ese que tienes puesto también es uno de esos, ¿no?

—¿Uh? Esto... —dijo Taki— fue algo que me dio alguien una vez, creo. Lo uso de vez en cuando, es como mi amuleto de la suerte. ¿Quién fue que me lo dio? —pero esta última parte la dijo para sí.

Hablaban del listón rojo que Taki llevaba alrededor de su muñeca, como brazalete.

—Alguien que sabe trenzar hilos me dijo esto una vez: «los hilos representan el flujo del tiempo mismo. Se enredan, luego se desenredan y se conectan de nuevo. Eso es el tiempo» —Taki hablaba más para sí que para Okudera—. Oh, quizá en ese lugar...

Tomó un mapa de Itomori y lo observó con determinación.

Okudera veía a Taki en silencio, pensando en qué estaría sintiendo el chico y si estaría delirando.

El chico sabía que había algo a las afueras del pueblo de Itomori, en lo alto. Tenías que caminar entre árboles y colinas para llegar. Había algo. Un lugar donde él estuvo. ¿Pero dónde buscar? Iba caminando con alguien y hablaban sobre los hilos y el tiempo... ¿Con quién hablaba? No podía recordarlo.

Luego, una palabra llegó a su mente.

Musubi.

¿Qué significaba aquello? No lo sabía, pero estaba seguro de que era algo importante.

Al minuto siguiente, el chico no era capaz de recordar la palabra.

Marcando posibles puntos en el mapa de Itomori, Taki se quedó dormido sobre la mesa.

Mientras soñaba, esa voz volvió a hablarle:

—Taki..., Taki..., Taki-kun. ¡Taki-kun! ¿Me recuerdas?

Y abrió los ojos después que la voz hubo pronunciado su pregunta.

Vio el listón rojo que estaba alrededor de su muñeca y tuvo un pensamiento.

Dejó una nota en la mesilla explicando a Okudera y a Tsukasa que no volvería a Tokio con ellos y que no tenían por qué preocuparse.

A la mañana siguiente, Taki fue donde los dueños del restaurant de fideos y le pidió al sujeto si podía llevarlo a cierto lugar a los bordes de Itomori. Ciertamente Taki desconocía adónde tenía que dirigirse, pero confiaba en que encontraría el lugar pese a la falta de recuerdos.

El sujeto se detuvo y dijo a Taki que bajara del auto para que siguiera a pie porque no podrían subir más debido a la lluvia que se aproximaba. Felicitó a Taki por su dibujo de Itomori y le dio una caja con un poco de comida.

TU NOMBRE (君の名は) | Adaptación literariaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora