Froté mis ojos cuando la luz del día invadió la habitación en la que estaba durmiendo y la alarma me avisaba que no podía seguir en la cama. Palpé el lado que había ocupado Esther durante toda la noche y me di cuenta que no estaba allí. Fui hacia el baño y solté un suspiro cargado de frustración. Aún sentía el cansancio del concierto que había dado, pero tenía que salir a hacer deporte como era costumbre. Neil me sacaría a la fuerza si me negaba a no hacer nada.
Cuando salí de la habitación, miré por si veía a Esther en el pasillo pero no había ni rastro de mi perra. Abrí la puerta de la habitación de Sydney con cuidado y caminé hasta el vestidor para sacar la ropa deportiva que me pondría para el día de hoy.
Terminé de amarrar los cordones de las zapatillas y salí fuera del vestidor, mis ojos no tardaron en encontrar a Esther junto a Sydney, dormía a su lado y por un momento me hizo sonreír aquella imagen.
Me senté en el borde de la cama con cuidado y admiré la imagen que tenía frente a mí. Sydney dormía sin darse cuenta de mi presencia, tampoco lo había hecho Esther. Acaricié la mejilla de la que había sido mi novia y mordí mi labio inferior, no podía borrar este sentimiento de amor que sentía hacia ella y me dolía saber que estaba con otro.
─ No sé por qué ha cambiado tanto nuestra relación... ─Musité; la única que se dio cuenta finalmente de que estaba ahí, fue Esther, mi perra movió la cabeza y me miró sin querer abandonar aquel hueco que había ocupado─ Estábamos tan bien Sydney... ─Suspiré.
Cerré mis ojos y me levanté de allí antes que se despertara y me gritara por invadir su intimidad. Eché un último vistazo de mi figura en el espejo del tocador y opté por bajar a desayunar.
─ ¿Qué haces aquí? –Sydney habló adormecida y me giré sosteniendo la manivela de la puerta.
─ Había venido a cambiarme, me voy a hacer deporte. –Contesté.
─ ¿Deporte? –Dijo casi sorprendida─ ¿Qué hora es? Debe ser temprano.
Asentí. – Son las nueve, ¿te quieres venir? –Sonreí levemente.
Sydney soltó un suspiro a la vez que se tapaba hasta la cabeza. – No son horas para salir a hacer deporte.
─ Lo suponía que no querías venir, pero lo tenía que intentar. –Me reí.
─ Lo siento, Justin. Pero anoche nos dormimos bastante tarde. Tal vez te acompañe mañana. –Propuso.
─ Te tomaré la palabra. –Le advertí─ ¿Harás algo hoy?
─ No lo sé, estaré en casa, estoy cansada. –Murmuró.
─ Vale, me voy. Neil está al llegar.
─ Ten cuidado, pensaré en ti desde mi más profundo sueño.
Apreté mis labios evitando no reírme y la ligera risa de Sydney inundó mis oídos mientras se daba la vuelta entre las sábanas. Decidí poner un pie fuera de esa habitación antes de que mi mente me traicionara y acabara por invadir la que fue nuestra cama.
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End Game | Justin Bieber
Fanfiction"Nuestra vida está controlada en Hollywood por un contrato que ambos hemos firmado, ¿o no lo recuerdas?"