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Me senté sobre el colchón de la habitación de Mía, ni siquiera me había parado a observar su casa –que nunca había visto─, porque no me importaba en absoluto en estos momentos. Todo lo que quería era arreglar lo que se había estropeado por culpa de Sydney. No quería que Justin pensara así de mí. Pero ya lo estaba haciendo, por su culpa ahora me había metido en el mismo saco que mi hermana y no había marcha atrás.
Tenía un concepto equivocado de mí.
Yo solo quise arreglar las cosas para que no sufriera por lo que mi hermana le hacía, aunque en parte, sabía que estaba mal pero, no podía evitarlo.
Y ahora todo se había roto. No había marcha atrás. Mucho menos cuando sabía la verdad de mi verdadera identidad.
¿Cómo podía haber caído tan bajo?
¿Por qué no me atreví a decirle la verdad desde el primer momento que pisé su casa?
¿Me habría perdonado si hubiera delatado a Sydney?
Miles de preguntas se agolpaban en mi mente, saturándome y agobiándome. Cada una de ellas me servía para que las lágrimas cayeran con más fuerza. Sin cesar. Sin detenerse en su camino. Necesitaba desahogarme y aunque me estaba viniendo bien llorar; mi corazón se encogía de pensar que no iba a volver a verlo más. No iba a volver a abrazarlo, ni a sentir su olor, tampoco sus besos y caricias. Esos gestos suyos que ya se habían hecho parte de mi rutina.
Y mi día a día iba a estar muy vacío sin Justin a mi lado, porque había pasado de ser un completo desconocido para a ser alguien afín a mí al 100%.
─ Te he hecho este té para que te calmes un poco. –Dijo Mía entregándome una taza que acepté, siempre con el cuidado de no tirarlo.
─ Muchas gra-gracias... ─Susurré, sorbiendo mi nariz nuevamente.
─ ¿Por qué Danielle? –Preguntó con cierta confusión.
Se agachó, quedando en cuclillas para mirarme a los ojos. Decidí dejar la taza en la mesita que había al lado y la miré sin atreverme a decir nada. Sabía por su expresión, que estaba mal y afectada por lo que su "amiga" había hecho.
─ No lo sé, Mía. Perdón, perdóname por haberte mentido a ti también... a todos. –Me encogí de hombros─ Nunca quise llegar demasiado lejos.
─ ¿Por qué aceptaste hacer algo así? Sydney debería haber asumido las consecuencias... ─Masajeó mi rodilla con delicadeza─, necesito saber la verdad, Danielle. –Murmuró.
Negué con la cabeza, intentando que toda la maraña de pensamientos se alejara de mí.
─ Es que... Sydney firmó un contrato con Justin para estar un año juntos, es decir... este año. –Musité formando una fina línea con mis labios─ Está loca, Mía... muy loca.
