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─ ¿De qué estás hablando? –Dije mordiendo mi labio inferior─ ¿A qué te refieres, Justin? –Murmuré acercándome a él.
Sin embargo, Justin me detuvo y se alejó a varios metros de distancia de mí. Tiraba de su pelo frustrado y la bandana que llevaba la lanzó al suelo con rabia. Se podía ver reflejada en sus ojos, en sus acciones y sabía que no iba a poder hacer nada para evitarlo.
─ ¡No intentes hacer cómo que no sabes nada, Sydney! –Gritó─ ¡Esta vez no! ¡Joder! –Frustrado, se dejó caer sobre el reposabrazos del sofá mientras ocultaba su rostro con sus manos.
─ No, Justin... ─Tragué saliva, maldiciendo a mi hermana por ver la situación en la que se encontraba y deseando, que pudiera hacer algo para evitar su malestar─ Cuéntamelo, no entiendo nada, estabas bien antes de irte.
Justin negó con la cabeza y me miró, con la ira y la rabia reflejada en sus pupilas. Queriendo echarme más cosas en cara, porque sabía que si tiraba de la cuerda, descubriría la historia de mi hermana con él.
Apreté mis labios con fuerza e intenté acercarme nuevamente a su lado para pedirle explicaciones. No quería nuevas discusiones, quería una conversación entre dos personas adultas, pero sabía que por lo que mi hermana había hecho, esto no era posible.
─ ¿Con quién más me has engañado, Sydney? ¿Hay alguien más aparte del tipo con el que ahora te estás viendo? –Dijo observando sus zapatillas.
Miré hacia Esther que parecía ajena a lo que nosotros estábamos haciendo.
─ Yo... No... No lo sé. –Dije confusa, intentando suavizar la conversación aunque sabía, que todo lo que podía hacer era empeorarla.
─ ¿No lo sabes? –Me miró con ironía, una risa amarga se formó en sus labios y se levantó para acercarse a mí─ Sydney, ¿tan rápido olvidas las cosas? –Se cruzó de brazos.
─ Justin, no te estoy engañando con nadie, este contrato lo estoy cumpliendo tal y como dijimos. –Murmuré, mi voz apenas salía cómo un hilo pero fue suficiente para que llegara a sus oídos.
─ ¿Por qué te empeñas en mentirme? ¿Te piensas que no me voy a dar cuenta de las cosas?
─ No... ─Negué con la cabeza─ No estoy mintiendo, esta vez es la verdad. No te estoy engañando con nadie. –Susurré─ ¿Han sido los paparazzis? ¿Ellos te han llenado la cabeza de mentiras? –Cuestioné pasando la lengua por mis labios. La angustia y los nervios se estaban apoderando de mí por la situación en la que estaba envuelta.
─ No... Ha sido Neil. –Contestó él, sin pensárselo dos veces y eso provocó que mi cara se quedara echa un auténtico cuadro.
¿Neil le había dicho algo de Sydney? ¿Será que por lo que le sucedió ella no lo aguantaba al lado de Justin?
