Dos palabras.

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Y la encontró, caminando sin rumbo alguno, deambulando por la calle mirando, pero no viendo realmente.

Ella retiró rápidamente de su muñeca esa mano áspera y con cicatrices que tantas veces antes había visto.

Él por fin pudo tocar esa piel que tanto llevaba anhelando, aunque solo fuera por unos segundos.

Y se miraron a los ojos diciéndose todo lo que nunca se habían dicho.

-Viste las preguntas sin respuesta-le dijo ella

-No, vi preguntas, algunas sin respuesta, otras con ella.

Cuando te miro, pienso en lo que se te estará pasando por la cabeza, pienso en que por qué nunca me hablas, pienso en lo preciosa que eres cuando te ruborizas, en que me gusta pasar las tardes contigo aunque no hagamos nada, en que me gusta que te guste leer, en que me gusta tu voz y que seas tan frágil y fuerte al mismo tiempo, porque sé que lo eres.

Y ella no pudo decir nada, simplemente se quedó sin habla, aunque sabía que muy dentro de ella, había dos palabras que deseaban ser dichas.

Otra historia más.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora