Otra historia más.

Perdido.

La buscó, la buscó por todas partes, recorrió cada esquina, paseaba la mirada por cada persona, preguntó a todo el que la conocía, pero nadie sabía nada, simplemente se había esfumado.

Alguien puede pensar que nadie puede desaparecer en un suspiro, sin dejar rastro tras de sí, pero ella lo hizo.

Tenía esa habilidad de escaparse entre tus dedos sin que ni siquiera te dieras cuenta.

Él tenía miedo, miedo de que esa pequeña parte que conocía de ella y amaba, desapareciera.

Y pasaron los días y seguía sin aparecer, y él cada noche la esperaba en su rincón, aunque en su interior sabía que no volvería.

Y se sentía perdido, aunque fuera ella la que no estaba, se sentía perdido, pero no como cuando miraba esos ojos fijamente, como cuando miraba el lago, como cuando ella le leía, sino perdido como si sintiese que nunca había pertenecido a otro lugar, que no fuera con ella.