12| Sentimientos contradictorios

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Respiro profundo y camino despacio con el paraguas en la mano.

Regresar a este lugar me hace tener sentimientos contradictorios, tantos hermoso recuerdos con la gente que me quería, pero terminó volviéndose un infierno por causa de una noche que nunca pensé vivir.

Seattle me recibe con un clima lluvioso como si sintiera la tristeza que llevo en el corazón por mi querida Edith. No me extraña el clima, Nueva York tampoco es la primavera eterna que digamos, pero extrañaba el aire húmedo y frío de esta hermosa ciudad.

La saliva se atasca en mi garganta en el momento que pongo un pie en el cementerio. No quiero hacer esto, no quiero decirle adiós de esta manera.

Me aseguro que los lentes negros estén bien puesto y avanzo despacio, mi cuerpo se siente pesado negándose a acercarse.

Veo de lejos, en una pequeña colina, un grupo de personar vestidas de negro escuchando atentamente las palabras del cura de la comunidad en donde vivía Edith. Las personas lloran en silencio con pañuelos pegados a sus bocas.

El nudo en mi garganta se contrae más y siento que me desmayaré en cualquier momento. Aprieto mi agarre en el paraguas y lo bajo un poco más para que nadie me vea.

Las lágrimas no tardan en fluir cuando veo un cuadro de ella sonriendo. Ella era así, un rayo de luz en la vida de muchas personas, era una bendición para mí. No puedo evitar que un sollozo salga de mi boca como si mis cuerdas vocales fueran desgarradas lentamente.

Siento a alguien abrazarme y deja caer su paraguas para mantenerme aferrada a su cuerpo, tomo las solapas de su traje y escondo mi cabeza en su pecho. Las sacudidas no cesan y siento mi pecho arder ante la agonía de mi corazón.

Él no dice una palabra y sólo me sostiene para no dejarme caer. Siento las lágrimas resbalar desde mi cabeza y sé que él está igual que yo.

—        No estuve para ella Jack, ella me necesitaba y yo no puede simplemente estar a su lado —digo entre sollozos.

—        Shh —me dice meciéndome.

—        No quiero, no quiero ver como simplemente ya no está.

—        Sofia ella te amaba, no importa lo que tu hayas hecho ella seguirá siempre contigo.

Sigo llorando negándome a ver como se resignan a dejarla ir. Pasamos por mucho tiempo en esta postura hasta que me logró calmar y sólo quedan los espasmos sacudiendo mi cuerpo. Subo la cabeza y me quito las gafas para ver a Jack con la vista fija en la tumba de Edith. Sus ojos están hinchados y rojos como prueba del dolor que también está sintiendo.

—        Jack ¿Soy una mala persona?

Me voltea a ver de inmediato y niega con la cabeza.

—        Todos somos humanos preciosa y cometemos errores que nos cuestan caro, pero eso no nos vuelve malas personas.

—        ¿Tan ciega he estado en estos años?

Toma mi cara con sus manos y me hace verlo directo a los ojos.

—        Has pasado por situaciones que no son nada fáciles y aún sigues de pie tratando de ser mejor cada día, no eres una mala persona Sofia.

Las lágrimas recorren mis mejillas y él me abraza.

—        Gracias Jack.

—        ¿Por qué? —pregunta recargando su cabeza sobre la mía.

—        Por siempre estar a mi lado.

—        Siempre estaré aquí, cada vez que me necesites yo estaré a tu lado tomando tu mano para avanzar.

Mi Tentación (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora