"Son como simios"

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—¡Enana! Levántate —Ro grita en mi oído. Despierto y me levanto de golpe, pasando a llevar a Ro, ambas caemos al suelo.

—¡Auch! Roxane —me quejo intentando ponerme de pie y sobando mi brazo.

—Para verte tan delgada estas pesadita —se queja Ro aun en el suelo.

—¿Están bien? —habla un hombre desde el otro lado de la puerta.

—Si cielo, ya vamos —Ro le responde a Demian.

—¿Por qué me despiertas tan temprano un Domingo? —cuestiono cuando veo que son las nueve de la mañana.

—¿Tienes memoria a corto plazo o qué? ¡Oh ya sé! Eres como Dory, el pececito azul —la miro desconcertada— el partido —explica derrotada.

—Nunca me dijiste que era tan temprano, yo no voy —vuelvo a meterme a la cama.

—Oh sí que vas, enana —agarra mis pies y comienza a tirarlos.

—Ro basta, no quiero ir, no juegues con mi sueño —me aferro a las tapas y la marquesa para que no logre sacarme de la cama.

—Vamos Melanie, habrá muchos chicos guapos, y Demian nos está esperando, llegará tarde por tu culpa —no respondo, me quedo quieta esperando que se dé por vencida, cuando siento que suelta mis pies, saco mi cabeza de las tapas para ver a donde se fue Ro.

¡Grave error!

Para mi desgracia sigue ahí, toma mis pies y me vuelve a tirar sin dejar defenderme, caigo al suelo.

—¡AYYYY! —me quejo en el suelo.

—Cinco minutos para estar lista, ni uno más ni uno menos, enana.

—Auch —sigo quejándome cuando Ro sale de la habitación, me levanto de mala gana y me visto, voy al baño me lavo la cara y los dientes.

—¡Enana, apúrate!

—Ya voy —salgo del baño, cojo mi abrigo y salimos del departamento. Para mi sorpresa hoy ha aparecido el sol.

Demian maneja treinta minutos hasta la universidad, busca donde estacionarse, nos bajamos del auto, caminamos dentro de la gigantesca universidad y llegamos al campo de juego, es enorme al igual que la universidad.

—Aquí no hay nadie —inspecciono el lugar, está casi vacío.

—Es que el juego es hasta dos horas más.

—¿Qué? Ven aquí Roxane —camino para alcanzarla.

—Lo siento, pero Demi tiene que llegar dos horas antes para precalentar.

—¡Me levantaste un domingo, innecesariamente dos horas antes!

—Deja de quejarte enana, ya debes dejar de dormir tanto, recuerda que entrarás al instituto mañana —suelto un bufido, me cruzo de brazos claramente molesta— vamos, no te enojes, te compraré algo para comer, lo que tú quieras —ofrece Ro.

—Eres una tramposa —sabe cuánto amo la comida, aunque por el ballet debo intentar comer sano.

—Vamos —la sigo ya que Demi se ha ido a entrenar, no sé en qué momento llegaron los demás jugadores.

Llegamos hasta un local dentro de la universidad.

—¿Tomarás café?

—Sí, un Mocaccino y quiero unas medias lunas —apunto unas deliciosas medias lunas que hay en la vitrina.

—Está bien, comeremos aquí, y después iremos al campo de juego, ya verás que la gente llega luego —tomo mi café y le doy un sorbo, dejo que el sabor recorra mi boca y me relaje, sigo enojada con Ro—. ¿Mejor? —cuestiona Ro.

En puntas (✔)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora