1. son dos ojos porque debemos mirar dos veces

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(Kellin)

Mi despertador sonó en mi celular. Lo apagué, yo ya estaba levantado y recién bañado. Había sido una noche larga y no tuve tiempo para dormir lo suficiente pero no me sentía cansado, es más me encontraba perfecto.

Terminé de vestirme. Me puse unas Converse negras, skinny jeans oscuros, una camiseta de mangas largas negras y una campera. Me arreglé un poco el cabello y tomé mi mochila, mis llaves, mi billetera y ya estaba listo para salir.

Me subí a mi auto, abrí un paquete de chicles para calmar la ansiedad y me dirigí a mi empleo.

Trabajo como diseñador gráfico en una empresa que se encarga de hacer los diseños animados para muchas empresas ya sean de diseño de modas, televisión u publicidad. Yo estoy en la parte de televisión y mayormente hacemos diseños para canales infantiles. Nosotros diseñamos personajes y ellos usan los diseños para animarlos.

Jamás podrías imaginarte que aquella caricatura que tanto les gusta a tus hijos haya sido creada por un asesino. Jamás sabes que mente perturbada está detrás de todo aquello que disfrutas pero lo haces y disfrutar sin culpa es parte de vivir. Ignorar es parte de ser feliz.

Como siempre conduje escuchando música, pasé a starbucks por mi café y seguí mi camino hasta llegar al edificio al que trabajaba. Como siempre llegué 15 minutos antes.

Mi lugar de trabajo era todo un piso lleno de cubículos grandes, era bastante cómodo para cada uno ya que teníamos nuestra privacidad, nuestros escritorios y computadoras.

Habían grandes ventanas lo que hacía que esté perfectamente iluminado y al final de todo el lugar había una oficina con paredes de vidrio allí estaba nuestro jefe de equipo. Era un buen amigo mío ya que llevo 3 años trabajando aquí, su nombre es Gerard.

Gerard estaba sentado en su sillón detrás de su escritorio y sonreía mucho, estaba hablando con una persona la cual creo que jamás había visto antes. Seguramente sería su amigo Frank del que tanto habla, aunque no debería traer a su amigo aquí, pero ese no es mi problema.

Caminé hacia mi cubículo. Me senté en mi silla, abrí mi mochila y saqué mi tableta. Apoyé mi café en la mesa y dejé la mochila a un lado. Debía continuar con el trabajo pendiente que tenía.

Conecté mi tableta y prendí mi computadora para comenzar a dibujar mientras de a ratos bebía mi café aunque ya se estaba enfriando.

-Kellin. -me llamó Gerard.

Yo seguía dibujando.
-dime. -le respondí en voz alta.

-vaya Kells, faltan 5 minutos para que empiece el horario de trabajo y ya has empezado. -me dijo parándose a mi lado.

Aparté mi vista de la pantalla y pude ver cómo Gerard se acomodaba su cabello anaranjado hacia atrás y a su lado estaba el chico con el que estaba hablando en su oficina hace unos minutos.

Era un chico alto, de cabello corto castaño con hondas, piel bronceada, tenía muchos tatuajes, me llamó mucho la atención la rosa en su cuello. Por lo demás, estaba vestido casual, suéter beige largo y holgado, skinny jeans y zapatillas. No parecía haberse esforzado en arreglarse lo que me hace pensar en que no se preocupa mucho en su apariencia aunque es una contradicción ya que por el ancho de sus hombros y por lo apretado de sus skinny jeans pareciera que hace ejercicio, por lo demás no puedo verlo bien por lo holgado de su suéter.

-Kellin... -dijo Gerard- él es Oliver Sykes, es nuevo aquí. -miró a Oliver- Oliver, él es Kellin Quinn.

Oliver me extendió su mano para saludarme y yo me acerqué moviendo mi silla y le di la mano.

Oliver tiene tatuadas hasta las palmas de sus manos.

-el cubículo junto a Kellin está desocupado. Puedes usar ese. -le dijo Gerard mirándolo.

Yo volví a mi trabajo. No me apetecía hacer sociales a esa hora de la mañana.

Seguí con mi trabajo. Mis compañeros llegaron y me saludaron.

Al final fue puro trabajo hasta la hora del almuerzo. Para entonces, todos nos juntabamos en la oficina de Gerard ya que ahí había una mesa enorme y ahí de juntaba todo el equipo.

Yo me senté junto a Vic.

Vic era un chico moreno y bajito, era bastante gracioso y entre todos era el que más se tardaba en hacer su trabajo. Poca eficiencia pero una alegre personalidad y una carismática sonrisa.

Junto a él estaba sentado Alan. Alan es un chico pelirrojo de piel sonrosada, solía ser algo divertido estar con él por su extraño humor. Se creía adolescente aún pero era eficiente.

Junto a Alan estaba Renee.

Renee es una chica de cabello negro por la altura de los hombros, tienes ojos verdes y tatuajes. Suele ser bastante mandona así que se lleva algo mal con Katelynne que estaba sentada frente a ella.

Katelynne es una buena amiga mia. Ella tiene el cabello castaño oscuro largo con hondas y piel morena.

Junto a ella estaba Gerard y a su lado estaba Oliver.

Todos parecían turnarse para hablarle a Oliver ya que era el nuevo y lo querían conocer.

Oliver pinchaba lechuga y tomates con su tenedor y comía mientras los escuchaba y asentía de vez en cuando con cada cosa que le decían. Aún no lo habían dejado decir ni una palabra.

Yo seguí comiendo mi ensalada también y de a ratos se me hacía inevitable verlo. Sus gestos parecían despreocupados, sus párpados estaban relajados. Era lindo cuando sonreía aunque sea forzado, apuesto a que él no sabe cuán transparentes son sus expresiones. Tiene un destello extraño sobre sus ojos cafés, quizás usa drogas, bebió o estará depresivo.

-Y entonces... ¿de dónde vienes Oliver? -le preguntó Alan.

-Sheffield. -respondió Oliver y siguió comiendo.

No parece muy feliz de hablar de si mismo. Al parecer es inglés, interesante.

-genial. -dijo Katelynne- ¿y qué vienes a hacer aquí?

Lo miré un momento, Oliver bebió un poco de su bebida antes de responder.

-en realidad me agrada mucho América así que vine un año aquí. -respondió con naturalidad.

Bajo mi mirada para seguir comiendo.

Me agrada su acento y el tono de su voz aunque tiene algunos rasgos ásperos en el habla.
Oliver parece ser un chico aventurero, parece interesante aunque jamás hay que adelantar las conclusiones ya que es muy probable llevarse decepciones.

Levanté mi mirada de mi plato y me encontré con la mirada de Oliver. Estaba viendome. Bajó la mirada a su plato y siguió comiendo.

Le siguieron preguntando cosas y Oliver respondía arrastrando sus palabras, dubitativo cuando se trataba de hablar de si mismo y confiado a la hora de hablar de su país.

Estuvo viéndome... quizás sea una costumbre que tiene, ya lo he visto mirando a la gente detenidamente como tratando de conservar en su memoria cada detalle.

Y cada vez que lo veo comiendo, lo hace lentamente tomándose toda la calma del mundo como si la media hora que tenemos para comer fuese eterna. Pero no es eterna, se termina y debemos volver a trabajar.

Veo a Oliver tirar el resto de su comida, no puede guardar su ensalada para después o se echará a perder.

Termino de tirar mi plato descartable, agarro mi jugo de la mesa, y sonrio, sonrio para mi mismo ya que me voy primero hacia mi cubículo y nadie puede verme ya que camino adelante de todos. Y sonrio porque ese hombre estaba observandome.

Gula Donde viven las historias. Descúbrelo ahora