(Kellin)
No hay palabra para describir lo ideales que éramos con Oliver ya que la única manera en la que nos faltabamos el respeto era a los besos.
Si sonreía sin sentido, yo sonreía por verlo feliz, lo acompañaba siempre y él a mí.Oliver... Esto es lo que soy. Esto es lo que tomaste cuando agarraste con tus manos al chico callado que se quedaba apartado; esto es lo que sacaste de entre las sombras cuando te sentiste heroico y viniste por mi. Esto es lo que soy yo y ese eres tú, y eres un hombre que daría su vida por ver sonreír a quienes ama, así que juegate la vida por mí porque sé que aún me amas.
Yo llevaba una mochila cargada de ropa y objetos personales. Llevaba mi mente llena de ideas y el corazón adolorido y expuesto para Oliver. Ahora quiero ser valiente así que me arriesgo.
Era temprano por la mañana y ya estaba a punto de amanecer. Reinaba un día fresco y la ciudad comenzaba a tener vida. Y yo estoy más despierto que nunca.
Tengo una llave del departamento de Oliver así que cuando llego al edificio entro. Quizás ya haya llamado a la policía esperándome o no, no lo sé... Yo sólo me arriesgo.
Subo al ascensor y me veo en una de las paredes espejadas. Mi reflejo me muestra tan bien que no parezco aquella persona lamentable que pasó horas llorando, sólo mis ojeras son un rastro.
En tan sólo unos segundos llego a mi destino. La puerta se abre y frente a mi hay dos niñas con uniformes escolares.
Me quedo estático porque una de las niñas tiene la mirada fija en mí. Y no es de esas miradas curiosas, esta mirada es fría y penetrante... Pero también lleva un deje de miedo.
Su amiga tiene la mirada fija en su celular así que no lo ha notado.-vamos Lucy. -le dice su amiga dejando de ver el celular por un momento para tomarla den brazo y hacerla pasar al ascensor.
Cuando ambas entraron, cerré las puertas del ascensor y rápidamente toqué el botón que nos llevaría a la terraza.
La niña del celular me miró y frunció el ceño extrañada. Yo la veía a través del espejo al igual que a la otra niña que parecía estar congelada.
En los segundos que llevamos en el ascensor la niña del celular relajó su mirada para después formar una expresión de impresión, sus ojos se cristalizaron y entreabrió sus boca, parecía querer decir algo pero no podía conjugar nada.
-Butcher. -se le escapó de sus labios y sus palabras se vieron opacadas por el ruido de nas puertas del ascensor abriéndose.-fuera. -les hablo con voz fría y autoritaria. No podía dejar que nada interrumpa mi encuentro con Oliver, menos dos niñas que me acaban de reconocer.
Ambas salieron del ascensor y yo tras ellas. Caminé apresurado y abrí las puertas que nos llevaban a la terraza, la abrí y dejé que pasaran.
La niña del celular temblaba, lo notaba aunque la tenía de espaldas, había empezado a llorar. En cambio su amiga parecía un fantasma, sorprendida y silenciosa.
-dejen sus celulares y sus mochilas. -les ordené y me obedecieron. Ambas dejaron sus celulares y sus mochilas en el suelo.
-salten. -les ordené.
-no por favor... -murmuró la que lloraba.
-deje ir a Stacy. -dijo la más pequeña.
-salten ahora. -les dije y saqué una navaja de mi bolsillo. Saqué la hoja de la navaja y me acerqué a ellas.
Ambas de miraron aterradas y sus llantos se hicieron más audibles.
Esto tarda y necesito llegar a Oliver.-¡salten ahora!
Ambas se miraron una vez más. Tristes y devastadas. Se giraron lento y se subieron a la corniza. El viento despeinaba a ambas, y una de ellas tomó la mano de su amiga.
-ahora. -les ordeno una vez más.
Las veo tomarse de las manos con decisión y tras una queja sonora mezclada con un sollozo de ambas, saltaron.
Me volteo y agarro los celulares, los guardo en mi bolsillo y comienzo a correr hacia el ascensor.
Ellas saltaron desde el décimo quinto piso. Pensarán que fue un pacto suicida. Si alguna sobrevive estará inconsciente el tiempo suficiente para que yo me vaya.
Entro al ascensor y presiono el botón al piso 10. Y juro que me muero de nervios. Sólo quiero ver a Oliver aunque sea una última vez.
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Gula
FanfictionKelliver Kellin Quinn es un joven de 27 años con extraños hábitos alimenticios y un difícil estilo de vida. Sintiéndose un depredador visualiza a su nueva presa: Oliver Sykes, su nuevo compañero de trabajo.