Capítulo 18

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Tres años después...

Frezzia sigue destacándose en los estudios y trabajando por las noches en una cafetería para ayudarse.

—Frezzia, alguien te busca —dijo una de sus amigas—. ¡Es Ángel!

—Gracias Lucía —exclamó viéndose en el espejo—. Entonces ya me voy.

— ¡Anda chica enamorada —reía la amiga.

— ¡Hoy cumplimos dos años de novios! —gritó sacando la lengua.

—¿Lista para salir? —preguntó Ángel.

—¡Lista querido!

Ella había crecido un poco, seguía usando los lentes y su cabello aún estaba corto.

Ángel estaba más guapo que nunca y al final había conseguido su objetivo: ser el novio de Frezzia.

Él había escogido "arte y actuación" y aún le faltaban cuatro años para terminar la carrera.

Frezzia se había inclinado por el Turismo e Idiomas.

A ella le costó adaptarse a ese país, todos los días fueron un reto, aprendió muy bien el idioma y al escoger turismo debía aprender más lenguas.

Esporádicamente pensaba en Tim, preguntándose si él sentía rencor hacia ella. Desde la última vez que se vieron nunca más volvieron a contactarse, hasta esa noche...

Estaba lista para descansar, ahora ya no escribía su vida en diarios y pensaba que aquellas cosas eran infantiles; convirtiéndose en una mujer sedentaria de sueños, algo antisocial y obligada a pensar únicamente en su porvenir.

De pronto sonó el teléfono. Número desconocido

—¿Hola? —preguntó—. Habla Frezzia ¿quién es? ¿Kim Tim?

El corazón empezó a latir fuertemente y sus manos temblaron.

¿Cuándo fue eso? preguntaba exaltada. ¿Y cómo están todos? ¿Tú estás bien? ¡No te preocupes por la hora! ¡Te llamaré en cuánto llegue!

Volvió a teclear en el celular.

Ángel, ¿recuerdas las vacaciones que me prometiste? decía agitada por teléfono. Tenemos que regresar a casa, dos o tres días.

¿Pasó algo? preguntaba él.

Mis amigos tuvieron un accidente y al parecer Ji está muy afectada, es lo menos que puedo hacer por ella respondió brevemente.

Es así que al siguiente día emprendieron vuelo, rumbo a Ecuador.

***

No ha cambiado nada por aquí decía Ángel a lo que llegaban al barrio. ¡Mamá estoy en casa!

Ambas señoras salieron al escuchar las voces de sus hijos.

¿Por qué no avisaron que vendrían? preguntaron las madres en coro.

Para ver a nuestras madres no necesitamos avisar dijo sonriente Ángel.

Enano ¿dónde estás? gritaba Frezzia.

¡Ya no soy un enano! rio Roy.

¡Estás muy alto! exclamó asombrada.

Inmediatamente contó a su madre el verdadero motivo del regreso y con Ángel salieron rumbo al hospital.

¿Estarás bien al ver a Tim? preguntó Ángel viéndola desde el asiento de copiloto.

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