Capítulo 12

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— ¡No pensé verte tan pronto! —gritaba Ángel emocionado apretándola con un abrazo.

— ¡Me alegra verte de nuevo! —exclamó ella—. ¿Así que éramos vecinos antes?

— ¿Por qué no te despediste de mí? —reclamó Ángel.

—Todo fue tan rápido —concluyó con una risa forzada.

Se hizo el silencio hasta que su madre llamó a comer.

Después del almuerzo, Frezzia se dirigió a lavar la vajilla sin notar que Ángel la había seguido para ayudarla.

—No tienes que molestarte —le decía—. Eres nuestro invitado.

— ¡No te preocupes amiga mía! —replicó el chico.

— ¿Cómo van tus estudios? —preguntó Frezzia—. ¿Y están de paseo en el país?

—Una pregunta a la vez —interrumpió el chico—. Mis estudios van de maravilla puesto que ya los terminé, la educación es diferente allá. No estamos de paso en el país, regresamos—. ¡Qué coincidencia, nuestras madres resultaron íntimas amigas!

—Sí, demasiada coincidencia ¡me alegra que seamos vecinos! —respondió alegre Frezzia.

Terminada la labor en la cocina, Ángel le enseñó el comercial grabado en Corea.

— ¿Esa soy yo? —preguntaba—. ¡Qué maravilloso!, creo que ya sé a lo que me dedicaré.

Ambos rieron

****

Los días pasaron con apariencia normal, Frezzia y Tim no se hablaban aún, excepto por una ocasión en la que a ella se le cayó la bincha del cabello y por casualidad él estaba cerca.

Tim estaba dispuesto a darle el tiempo necesario, con el fin de que algún día sus sentimientos fueran correspondidos. Parecía que el tema del amor era muy complicado para él también.

Por otro lado Ángel cada tarde iba a casa de su nueva amiga para jugar con Roy, quien por cierto estaba maravillado con él.

Salían juntos a visitar a Mon en la cafetería, iban al cine y manejaban bici los fines de semana.

Entre una y otra salida, Ángel se sintió atraído por Frezzia pero sabía que ella no lo notaba ya que lo consideraba como un amigo y nada más.

Era una de esas tardes frías en las que se encontraban cenando.

—Gracias por la cena mamá —balbuceaba Frezzia llevando a la boca un pedazo de carne—. Roy te toca lavar la vajilla.

—Estoy en mi último nivel de juego y no pienso dejarlo —replicó el chico.

-¡Ah! ¡Enano verde me las pagarás! —gruñó—. Está bien yo lo hago, pero me debes una....

Después de terminar, subió a su cuarto para supuestamente descansar pero no podía hacerlo ya que algo se lo impedía.

Empezó a ordenar la maleta para el colegio y encontró el libro que Tim le había obsequiado, sintió un hueco en el estómago que la dejaba sin aire.

—¿No sé si prefiero al Tim de antes o al ausente de ahora? —se preguntó— ¿será que me gusta?

—NO. ¿Es solo agradecimiento, remordimiento, afecto o AMOR?

—¡QUÉ! -A-M-O-R

—¿Quién habla? —se preguntaba esperando una respuesta.

Habla Frezzia1.

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